Todo sobre los antibióticos

La era de los antibióticos está en su máximo apogeo pero también es verdad que conforme proliferan las investigaciones sobre nuevos fármacos antibacterianos, también aumentan los casos de resistencias a los mismos por el abuso que en muchos casos se ha dado de ellos.

Cuando existe un cuadro infeccioso, el pediatra debe diagnosticar si se trata de una infección bacteriana, por hongos o vírica. Las dos primeras tienen tratamiento específico y para las enfermedades víricas, cada vez nos acercamos más a poder conseguir un antivírico adecuado para cada enfermedad. Los antibióticos son un arma fundamental para la lucha contra la infección, pero tenemos que saber cuándo y cómo darlo. Nunca utilizar el antibiótico por nuestra cuenta y siempre lo mantendremos los días que el pediatra nos indique, ya que suspenderlo antes de tiempo podrá ocasionar resistencias para empleo futuro de esa sustancia.

Existen unas normas básicas para el empleo de los antibióticos:

• Solo darlo bajo supervisión médica.
• Dar la dosis prescrita y a las horas que nos toca.
• No suspenderlo por nuestra cuenta, cuando vemos que el niño ha mejorado.
• Mantenerlo en la nevera una vez abierto y tirarlo al concluir el tratamiento, aunque quede jarabe. Los sobres de antibióticos los podemos guardar si nos sobran, para su uso en otra ocasión vigilando la fecha de caducidad.
• Comunicar a nuestro médico la existencia de efectos secundarios, ya que muchos pueden provocar vómitos o diarreas.
• Vigilar posibles alergias al antibiótico, si existe, recordársele siempre al pediatra cuando os recete uno. Existen alternativas para cada enfermedad, que pueden solucionar igualmente el problema.