Cómo el bebé adquiere el lenguaje
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Diferentes teorías sobre la adquisición del lenguaje en los niños
En el último siglo se han esbozado diferentes teorías que buscan explicar cómo es la adquisición en los niños del lenguaje. Algunas, como el conductismo, hacen énfasis en la importancia del entorno del niño y la aparición del lenguaje como respuesta a determinados estímulos y necesidades. Otras, como el innatismo, hablan de una facultad biológica del lenguaje exclusiva de la especie humana. Otra teoría, el cognitivismo, hace énfasis en el desarrollo de diferentes etapas en la evolución del niño.
Hoy en día casi todos los especialistas en lenguaje están de acuerdo con que existe una base innata, pero que también es necesario el estímulo externo para que el bebé desarrolle tanto la comprensión como la producción de una o más lenguas.
El lenguaje no se “enseña”, se transmite
Ya desde el vientre materno el bebé está expuesto a estímulos lingüísticos y comienza a escuchar la cadencia y los sonidos propios de su lengua materna. Existen experimentos que demuestran que bebés tan pequeños como de 4 días distinguen su lengua materna de otros idiomas humanos.
Alrededor de los seis meses, los bebés pasan por una ventana de oportunidad donde, gracias al desarrollo neurológico tanto como al mayor control de los músculos del aparato fonador, les permiten reconocer y reproducir los sonidos propios de cualquier lengua humana. Poco después seleccionan lo que les hace falta para hablar con quienes los rodean. Y nadie necesita enseñárselos: los bebés lo hacen naturalmente. A diferencia de lo que ocurre con nosotros, los adultos, cuando luchamos para aprender una lengua extranjera y tenemos dificultad para pronunciarla como corresponde.
Etapa prelingüística y etapa lingüística
Los especialistas distinguen entre una primera etapa prelingüística (que suele durar desde el nacimiento hasta el año, aproximadamente), y una lingüística, que comienza con la primera palabra del bebé. La primera etapa se caracteriza por la producción de sonidos, que van desde el llanto indiferenciado de los recién nacidos hasta el balbuceo o silabeo en el que ya se reconocen ciertos patrones de la lengua materna, pasando por las vocalizaciones, arrullos y grititos. Todos estos primeros sonidos son fundamentales para la adquisición del lenguaje en los niños pequeños, ya que entrenan al bebé en el uso de su aparato fonador.
A la vez que aprenden a producir sus sonidos, los bebés comienzan a adquirir comprensión del lenguaje que se habla en su entorno, cosa que logran antes incluso que hablar por su cuenta.
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