Cómo perciben los colores los bebés

Es cierto que, justo después del alumbramiento y a lo largo de las primeras semanas de vida, los bebés no tienen el sentido de la vista desarrollado plenamente, por lo que no pueden diferenciar los objetos como lo hacen los adultos. Pero sí cuentan con las aptitudes necesarias para reconocer las diversas variedades cromáticas que existen. Si bien en un primer momento su destreza es algo rudimentaria, con el transcurso de los meses van agudizando su vista y su mente comienza a relacionar los colores con diferentes estímulos y sensaciones.

Colores intensos

Investigaciones científicas realizadas para estudiar el impacto de los colores en los bebés han revelado que, a partir de los dos meses, un niño puede apreciar las gamas cromáticas sin problema. Sobre todo, los más pequeños se sienten atraídos por los colores más intensos, como el rojo y el naranja. Saber interpretar las distintas tonalidades es sumamente importante para los bebés, ya que les ayuda a conocer el mundo que les rodea.
Y es que su cerebro se sirve de los colores para comprender la realidad. Por este motivo, es esencial elegir varias opciones cromáticas a la hora de decorar su dormitorio. De este modo, el niño o la niña se acostumbrará a reconocer los distintos colores desde muy temprana edad. No se trata de crear un ambiente estridente, ni mucho menos. Pintar las paredes con tonos pastel es una buena opción, pero es importante añadir colores más llamativos en otras partes de la habitación.
Por ejemplo, puede introducirse más colorido a través de ciertos elementos decorativos y de las piezas de mobiliario. Con estos contrastes, los pequeños pueden mejorar su capacidad para enfocar los objetos y medir las distancias, con lo que el desarrollo de sus habilidades psicomotrices será mejor. Así las cosas, no se trata de una cuestión baladí, sino que la introducción de una amplia gama de colores en el espacio reservado para el niño o la niña es fundamental para ayudarle a interpretar el mundo al que acaban de llegar.