Cómo relajar a tu bebé
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Relajarse con el bebé
Aunque parezca que solo comen y duermen, en la vida de los bebés pasan muchas más cosas. Están absorbiendo todo lo que pasa a su alrededor como esponjas, recibiendo un montón de estímulos nuevos para ellos que luego tienen que procesar estableciendo millones de conexiones neuronales. Todo esto requiere alternar períodos de actividad con períodos de descanso o, de lo contrario, nuestro peque se mostrará irritable y manifestara su malestar con llanto, dificultades para dormir…
Las mamás aprendemos enseguida a diferenciar cuándo el pequeño está en una etapa activa y cuándo necesita un descanso. Podemos ayudarle a relajarse con:
Masajes para relajara al bebé
No hay que tener ningún conocimiento previo para realizarlos. Basta con untar nuestras manos con aceite o crema, tener la habitación a una temperatura agradable y dejar al bebé sin ropa para acariciarle con suavidad los brazos, las piernas o la espalda haciendo círculos o ejerciendo una leve presión. Si el peque tiene problemas de gases podemos insistir en la barriguita dibujando círculos en el sentido de las agujas del reloj. Los cambios de pañal y después del baño son momentos idóneos para dar un masaje a tu bebé.
Sonidos
¿Sabes lo que es el ruido blanco? Es el que hacen, por ejemplo, los electrodomésticos. A los bebés pequeñitos suele relajarles porque les recuerda a los sonidos que les llegaban amortiguados cuando estaban en el vientre materno. No hace falta aumentar la factura de la luz para calmar a nuestro bebé; hoy en día hay un montón de aplicaciones en el móvil que reproducen estos ruidos. Pero, como todas sabemos, el sonido que más calmará al peque es el de la voz de las personas conocidas, en concreto la de su madre. Susurrándole o cantándole una nana conseguiremos que se relaje de forma casi instantánea.
Movimiento
Como en el caso anterior, los bebés se calman en movimiento porque es así como estaban hace solo unos meses, flotando en líquido amniótico dentro de la barriga de su mamá. Acunar al bebé, darle un paseo en coche, mecerlo en su hamaca… suelen ser la clave para llevar al peque a un estado de relajación.
No sobreestimular
Los padres cada vez estamos más informados de los hitos evolutivos que se esperan del bebé en cada momento de su desarrollo y, muchas veces, decidimos ayudarle con juegos y actividades. Eso está genial, pero si nos pasamos podemos sobreestimularlo y manifestará su malestar con llanto o irritabilidad.
Del mismo modo, tenemos que ser sensibles a las necesidades de nuestro hijo. Lugares llenos de estímulos como un centro comercial o una ruidosa reunión familiar pueden resultarle estresantes. Habrá que estar atentos a sus señales y llevarlo a un lugar más tranquilo donde pueda recuperar la calma.
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