El olfato del bebé

Estos olores familiares facilitan que el niño se tranquilice y alcance el bienestar pleno, un aspecto esencial, sobre todo durante los meses iniciales. La relación del bebé y los olores es, por tanto, fundamental, puesto que se trata del primero de los cinco sentidos que los recién nacidos consiguen desarrollar por completo. Porque el olfato es una herramienta poderosa para las personas, ya que somos capaces de distinguir unos 10.000 olores distintos.

Ayuda en la lactancia

Además de reconocer a sus padres, el bebé puede saber dónde puede conseguir alimento por el olfato. El caso es que su pequeña nariz puede localizar dónde tiene que mamar por el inconfundible aroma que desprende la leche materna, de ahí el movimiento instintivo de los pequeños en busca del seno de su madre. Su aclimatación al entorno dependerá, en buena parte, de su capacidad para desarrollar este sentido. Primero identificará el olor de mamá y papá y luego aquellos asociados a sí mismo y su hogar.
Debido al poder que tiene el olfato del recién nacido, es recomendable que los familiares y amigos que visiten al pequeño en los primeros días eviten echarse perfume o una colonia demasiado intensa. Lo más probable es que el bebé sienta rechazo por este tipo de olores fuertes y nada naturales. En el extremo contrario, los peques de la casa prefieren las esencias suaves, como las frutales. Asimismo, es mejor que la madre no utilice cremas ni otros productos con fragancias penetrantes poco tiempo antes de darle el pecho al bebé.
Si tiene problemas para conciliar el sueño, una posible solución es colocar una prenda de la mamá en su cunita para ayudarle a relajarse. En este sentido, una buena medida es mecerle en tus brazos con una mantita, de modo que tu olor quede en ella. Por supuesto, es preferible huir de los ambientadores químicos y del tabaco (además de por ser un hábito nocivo para la salud), puesto que pueden interferir en la capacidad del bebé para identificar olores en su hogar.