Juegos de estimulación para niños de un año
- Podemos jugar a la barca. Le ponemos tumbado en el suelo boca abajo sobre un cojín grande, sin que toque el suelo, y le balanceamos hacia un lado y hacia otro y, después, vamos a pillar a alguien mientras nosotros también gateamos junto a ellos.
- Gusanillos escondidos. Cogemos una caja, le hacemos agujeros y en nuestras manos nos ponemos globos simulando que son pequeños gusanillos. Si les pintamos caras serán más atractivos. Mientras vamos sacando los dedos por los agujeros vamos cantando: “esta es la oruguita que te muerde en la barriguita” y le damos pequeños mordisquitos; “este gusano es de color marrón y te quiere dar un coscorrón” y chocamos cariñosamente contra su frente…
- Globos vibrantes. Inflamos un pequeño globos y colocamos una parte en su oreja o en la cara y la otra parte en nuestra boca. Hablamos despacio, con vocales, onomatopeyas…esto provocará una vibración que le llegará al niño, ¡seguro que también nos querrá imitar!
Otra de las cosas que les encanta a los niños es hacer música. ¡Cualquier cosa les sirve para hacer música! Cacerolas con los utensilios de cocina, golpear cualquier cubo con el primer objeto que tengan a mano…Dejarles hacer música les estimula mucho: mejora su psicomotricidad al tocar distintos objetos, desarrollan su sentido del oído y, además, ¡están para comérselos!
Otra de las cosas que les estimula es la risa porque con ella ven aspectos de su vida cotidiana y, en consecuencia, aprenden. Por ejemplo, a los niños les encanta que se rompan aspectos muy muy cotidianos de su vida que han interiorizado: si cambiándole el pañal se lo ponemos en la cabeza en lugar de ponérselo en el culito, que papá o mamá se ‘intenten’ poner los zapatos del bebé…
También podemos jugar con ellos sin juguetes. Estos son los juegos que proponemos:
- El escondite sonoro. Escondemos un objeto que suene como un patito y dejamos que lo busque y luego que lo esconda el bebé. Con este juego desarrolla la audición, potencia la atención y el sentido de la orientación.
- Golpear un balón. Con una pelota de playa, que pesa poco y no se hace daño, podemos ponerlo a la altura del bebé para que lo golpee. Con este juego, al levantarse, está fomentado su capacidad de ponerse de pie, de desarrollar sus músculos y cuando lo golpee e intente no caerse, su sentido del equilibrio.
Dicho todo esto, ¿jugamos?
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