La salud de la madre y cómo influye en la de su bebé

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08/07/2020 - Tiempo de lectura 6 mins
la salud de la madre y como influye en la del bebe

Artículo escrito por: Quim Vicent
Hace justamente un par de semanas, estaba impartiendo una clase sobre un tema que me apasiona: el embarazo, los bebés y su futuro desarrollo. Una compañera, amiga y gran profesional, me hizo uno de los mejores análisis que me han hecho después de dar alguna clase o conferencia. Destacó la gran habilidad y relevancia que doy al relacionar distintos aspectos de nuestro estado de salud, y cómo esa relación de todos ellos es de vital importancia en el estado de nuestro organismo. Es la base de lo que hoy llamamos Medicina Integrativa: la conexión de las partes hace el todo. Y de relacionar elementos y circunstancias de la vida de nuestros hijos, que a priori no vinculamos en su salud, es de lo que hablaremos en este artículo, de la salud de la madre y cómo influye en la de su bebé.
Porque para los padres, es clave conocer que el tipo de parto, la salud bucal e intestinal de la madre, o la diversidad bacteriana que tengan sus hijos al nacer. Estos serán factores que desempeñarán un papel importante en el neurodesarrollo, postura corporal o futuro comportamiento del pequeño.

La salud bucal de la madre

El intestino humano se acaba de formar a los tres meses de vida, y a los tres años la microbiota ya tiene toda la diversidad que nos acompañará para siempre.
Las primeras bacterias que adquiere el niño provienen de la boca de la madre a través de un sistema común de mucosas. Todas ellas conectadas entre sí mediante el sistema linfático. Esto nos lleva a pensar, por ejemplo, que cuando tenemos una sinusitis, bronquitis, etc…, todas las mucosas de nuestro cuerpo estarán inflamadas, incluida la mucosa intestinal.
El primer factor adverso para la inmunidad del bebé sería que la madre no tuviera una buena salud bucal. Un ejemplo de esto se da cuando sangran las encías y se diagnostica una periodontitis, (inflamación provocada por una bacteria proteolítica llamada Porphyromona Gingivalis). Este problema puede provocar que los niños al nacer tengan piel atópica o eccemas, y en edad adulta una posible artritis reumatoide.

La obesidad y el Índice de Masa Corporal

Otro posible factor de riesgo son las madres que presentan obesidad, o que tienen un normopeso (el peso respecto a estatura, es decir el Índice de Masa Corporal ideal) y durante el embarazo lo aumentan muchísimo. En estos casos los niños al nacer tendrán menos bífidus (que ayudan a fabricar serotonina) y pueden presentar también problemas de piel. Si no reforzamos su microbiota, con el tiempo serán niños mucho más nerviosos, impacientes y con mayor actividad del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal. Es decir, serán mucho más nerviosos, con dificultad de concentración y que posiblemente resolverán peor las inflamaciones. Hablaré del papel y relación tan relevante que tiene la microbiota y el comportamiento de los pequeños de la casa, más adelante.

Salud hormonal de la madre

Hasta la pubertad, la microbiota es muy parecida en chicos y chicas, ya que de hormonas sexuales tenemos pocas. Cuando empieza la pubertad, los estrógenos y la testosterona empiezan a subir, y es aquí donde la microbiota empieza a diferenciarse.
Entre la octava y doceava semana de gestación, hay un pico hormonal. Si la madre ha estado expuesta a más hormonas femeninas, el futuro bebé tendrá más actividad de los receptores de los estrógenos. Si ha estado expuesta a más hormonas masculinas tendrá mayor actividad de receptores de los andrógenos. Todo ello dependerá de la exposición que haya tenido la madre a disruptores endocrinos, que son sustancias químicas capaces de alterar el sistema hormonal del organismo humano y generar su disfunción. Los encontramos hoy en día en alimentos, pesticidas, productos de higiene personal y limpieza, materiales plásticos, aparatos electrónicos, etc…
Por ejemplo, en niñas en que la menarquia (primera regla), ha venido antes de los doce años, muy probablemente una enzima llamada aromatasa estará más activada en ellas, ya que es la encargada de generar los estrógenos. En estos casos hay que asegurarse que la vía de eliminación de estas hormonas funcione bien. Aquí el hígado tendrá un papel fundamental.
Si estas niñas, además, generan una escoliosis estructurada (deformidad rígida de la columna vertebral) es vital que los padres sepan que será importante hacer un buen seguimiento terapéutico, ya que en pocos meses los grados de escoliosis podrían aumentar de forma considerable.

La microbiota y neurodesarrollo del bebe

Hoy en día se habla mucho de niños/as afectados de hiperactividad, déficit de atención o falta de concentración y dificultad de seguir el ritmo escolar. Para entender bien el origen de estos casos, nos tenemos que remontar otra vez a la importancia de la microbiota en los primeros años de vida. La microbiota juega un papel fundamental en neurodesarrollo, la función cerebral y la creación de la sinapsis (la capacidad de relación entre nuestras neuronas).
Cuando hay dificultades en el neurodesarrollo por problemas en la etapa prenatal, o bien en los primeros años de vida, en edad adulta aumentan las posibilidades de tener depresión, TDAH y en casos más extremos de autismo. Si no mejoramos la diversidad bacteriana se puede desarrollar inflamación crónica de bajo grado, diabetes, obesidad, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Estos niños tendrán el eje de estrés (hipotálamo-hipófisis-adrenal) más activado, por lo que estarán fabricando cortisol constantemente. Esto lo que hará es aumentar los mensajeros inflamatorios (llamadas citokinas inflamatorias) que activarán a su vez el eje de estrés, entrando en un círculo vicioso.
Este proceso de activación constante del eje de estrés, provocará que de mayores generen una resistencia al receptor del cortisol, porque siempre se moverán en valores más altos de lo normal. Generar resistencia al receptor del cortisol, puede provocar una inflamación crónica y prolongada que conlleva en algunos casos a enfermedades degenerativas. Para frenar estos ejes de estrés, han resultado ser muy efectivos el uso de probióticos, como el el bifidus bacterium infantis.

Cuando hay dificultades en el neurodesarrollo por problemas en la etapa prenatal, o bien en los primeros años de vida, en edad adulta aumentan las posibilidades de tener depresión, TDAH y en casos más extremos de autismo.

Tipo de parto, lactancia y salud del bebé

Todos los mamíferos nacen impregnados con bacterias provenientes del canal de parto. De modo que los bebés que nacen esta vía quedan expuestos al microbioma vaginal de sus madres. En estos casos los pequeños tienen más bífidus y mayor IgAs (la primera línea de defensa de nuestro intestino) que los que no han tenido parto natural.
Como precaución o para posibles cesáreas, por ejemplo, sería recomendable que la madre embarazada pudiera tomar probióticos, como el Lactobacillus Crispatus, en forma de óvulos vaginales en los primeros trimestres.

La importancia de la leche materna

Posteriormente, en el periodo de lactancia, sería conveniente reforzar con los orales. La razón es que a través de la leche materna, el niño adquirirá mayor diversidad bacteriana de la madre. En estos casos suplementamos con Lactobacillus (L-acidophilus), Bifidobacterium Breve, Bifidobacterium longum e infantis
Este tipo de leche tiene muchos tipos de oligosacáridos (fibra fermentable para las bacterias). Ayudarán a fabricar los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como el acetato, lactato, butirato y propinato, tan importantes para el sistema inmunitario.
En los casos en que no se haya podido realizar la lactancia, existen probióticos específicos. La leche de fórmula va enriquecida con galactoolisacáridos (tenemos dosis muy altas en leche materna, legumbres, algas, brócoli y remolacha) y fructooligosacáridos en proporción 9:1.

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Cesarea. Como garantizar la diversidad bacteriana

Para los partos con cesárea, sería interesante suplementar con BB12, Infantis y Longum. Estos bífidus contribuyen a aumentar la fabricación de gaba/serotonina, ayudándoles así a reforzar la concentración y atención en un futuro.
En todos estos casos, sino mejoramos la diversidad bacteriana, son niños que podrán tener este eje de estrés más activado, y en su madurez propioceptiva (a los 7-8 años) generar problemas posturales que, a su vez, se reflejarán en su conducta y en emociones.
A muchos de ellos, les conllevará dificultades de concentración, en su parte cognitiva, siendo diagnosticados muchos de ellos con síndromes déficit de atención. Serían catalogados como niños que no siguen el ritmo escolar y posiblemente medicados.
Desde la Terapia Integrativa, sería muy interesante hacer una buena historia de vida a la madre, tipo de parto. Desde la osteopatía y posturología ayudar a estos niños a desarrollar todas sus capacidades, que son infinitas.
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[one_half]beneficios leche materna[/one_half]
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Quim Vicent
Osteópata, Fisioterapeuta, Psiconeuroinmunólogo
Director de la Clínica Arvila Magna
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