Las primeras horas de vida del bebé
Este artículo trata de:
Cada nacimiento es único, pero hay dudas que asaltan a todas las madres primerizas sobre las primeras horas de vida del bebé. Relájate todo lo que puedas y disfruta del momento, verás cómo todo es mucho más sencillo de lo que crees.
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Engancharse a la teta
Lo dicen todos los expertos y protocolos de lactancia: es importantísimo comenzar a dar el pecho en la primera hora de vida del bebé. Cuanto más natural sea el parto, más fácil resultará que se agarre al pecho, lo que no quiere decir que necesariamente tengan que surgir problemas a la hora de amamantar a tu peque si te ha tocado un parto medicalizado o una cesárea. Afortunadamente, cada vez hay más maternidades en las que son conscientes de la importancia de esos primeros momentos después del nacimiento. Colocan al bebé sobre el abdomen de la madre y dejan que busque el pecho guiado por su instinto. Es el llamado breast crawl, del que ya hemos hablado en alguna ocasión. La primera toma debería ser un momento de intimidad total entre la madre el recién nacido. Cuanta menos gente haya alrededor y menos intervenciones, mejor. Por eso se hacen las pruebas al bebé más tarde o sobre el cuerpo de la madre, mientras permanecen en contacto piel con piel. Al principio tu cuerpo producirá un tipo especial de leche, el calostro, lleno de nutrientes y agentes inmunológicos. Muy pronto encontrarás las mejores posiciones para amamantar: aprovecha tu estancia en el hospital para pedir consejo a la matrona y resolver todas tus dudas en el momento.
Grietas y rojeces en la piel
Procura que tu bebé se meta toda la areola del pezón en la boca para que pueda succionar bien. Es la mejor manera de evitar grietas e inflamación en el pecho, que podrían derivar en una mastitis. Al principio, es normal sentir el pecho un poco congestionado. Lo mejor que se puede hacer para evitar estas molestias es poner al pecho al bebé con frecuencia y hacerlo primero en el pecho que esté dolorido, para que mame de este con más fuerza y te ayude a eliminar cualquier posible obstrucción de los conductos mamarios. También resulta útil cambiar de posición al bebé en las tomas, para que vacíe todo el pecho. No es necesario limpiar los senos de una manera especial ni aplicar cremas o aceites, es preferible dejar que se seque al aire. Si tienes fiebre o la inflamación va a peor, acude al médico.
Diferencia de peso entre la ecografía y el parto
Las ecografías permiten hacer una estimación del peso fetal, pero es eso: estimada. Durante el embarazo, se controla el peso del bebé por ultrasonidos para detectar posibles retrasos en el crecimiento intrauterino y también los casos de macrosomía (cuando el bebé es demasiado grande, como sucede a veces cuando la madre tiene diabetes gestacional). El margen de error en este cálculo es del 10%, y puede ser incluso superior en los fetos muy pequeños o muy grandes. Por eso es posible que, cuando nazca tu bebé, te lleves una sorpresa con su tamaño.
La pérdida de peso del recién nacido
No es un motivo para preocuparse si el bebé ha nacido a término o tiene un tamaño normal: los bebés pierden peso, de media, entre el 10% y el 12% de su peso en los primeros días de vida, ¡algunos llegan a perder hasta 300 gramos! Y lo habitual es que a partir del décimo día comiencen a recuperarlo. Las causas de este “adelgazamiento” son la pérdida de líquidos a través de la orina (date cuenta de que el bebé pasa de vivir en un medio acuoso en la placenta, rodeado de líquido amniótico, a hacerlo en el mundo exterior), la expulsión del meconio y la inexperiencia en la succión, que puede hacer que mame menos de lo que debería al principio. Si el descenso de peso es muy notable o el bebé es un prematuro de bajo peso, hay que controlar este asunto especialmente. Si no, no suele suponer ningún problema. El pediatra te dirá si es necesario hacer un seguimiento especial y te dará las indicaciones oportunas.
Primeras horas del bebé: el meconio
Son las primeras cacas de tu bebé, y su aspecto puede resultar chocante la primera vez. Se trata de una sustancia espesa y viscosa, cuyo color puede estar entre el verde oscuro y el negro. El meconio está compuesto por células muertas, moco y secreciones del estómago y el hígado, que reviste el intestino del recién nacido. En algunos casos, el feto expulsa el meconio estando aún dentro del útero, normalmente en situaciones de estrés cuando el parto está cerca. Si se da el caso, se adelantará el parto para evitar que el bebé lo aspire hacia sus pulmones. Después del nacimiento, el bebé puede tardar en expulsar el meconio hasta 48 horas. A partir de entonces, sus deposiciones comenzarán a ser más sólidas y de color más claro, amarillento.
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