Masajes para el bebé: mimos cariñosos y beneficiosos
Para crear atmósfera y que el pequeño vaya entrando en ella, lo primero es preparar la habitación. Lo ideal es que el cuarto donde pensemos darle el masaje esté caldeado, aunque sin que haga demasiado calor. Y que, si es posible, la luz sea tenue. De esa forma es más fácil lograr que se relaje. Incluso puedes poner música tranquila a un volumen bajo, simplemente para que se escuche de fondo. Ahora ya solo queda colocar al bebé sobre su cambiador (o sobre la cama si te resulta más cómodo), y ponerte algo de aceite infantil en las manos antes de comenzar con los masajes.
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Pasos para dar masajes a un bebé
Puedes empezar por su tripita, pasando las yemas de los dedos de una mano alrededor de su ombligo, dibujando un círculo suavemente, sin demasiada presión, repetidas veces. Después, coloca las manos en el centro de su pecho y ve separándolas poco a poco hacia los extremos, de forma que toda tu palma esté en contacto con su piel. También puedes acariciar sus brazos y sus piernas y detenerte en sus dedos, cogiéndoselos uno a uno con el índice y el pulgar como si se los estuvieras estirando. Por último, dale la vuelta despacito y masajea ahora su espalda.
Ahora que hemos terminado con el cuerpo podemos empezar por la cabeza (también puedes alterar el orden si lo prefieres). Comienza por un masaje facial desde el centro de su frente hasta las sienes, haciendo pequeños círculos con los dedos índice y anular. Después, masajea su cabeza con suavidad y coloca finalmente las manos hacia abajo, con las palmas abiertas, como si la sujetaras, de forma que los dos dedos pulgares te queden sobre su frente. En esa posición, masajea su entrecejo, después de la nariz hacia las orejas y por último, la barbilla.
Beneficios de los masajes
Una de las virtudes de los masajes es que vuelven a proporcionar al bebé las sensaciones que experimentaba en el útero materno, cuando el líquido amniótico lo mecía suavemente. Por eso fomenta en él una sensación de bienestar que lo alivia del estrés e incluso de la incomodidad que pueda sentir por algún dolor, y le ayuda a coger el sueño más rápidamente.
Pero además de los beneficios físicos de los masajes infantiles están los emocionales. Sentirse mimado y protegido es la mejor manera de crecer feliz, explorando las posibilidades del mundo al que acaba de despertar.
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