Pañuelos y mochilas portabebés
Este artículo trata de:
Durante nueve meses tu bebé estuvo en tu tripa, estrechamente unido a ti. Escuchó los latidos de tu corazón, tu voz, el ruido de tu estómago, sintió las finas vibraciones de tu respiración y el ritmo de tu movimiento. No hay nada más cercano, que seguir dándole esa cercanía y calor corporal después del nacimiento, y esto lo puedes conseguir al portear a tu bebé con un pañuelo o mochila portabebés.
Índice de contenidos
Beneficios de los pañuelos y mochilas portabebés
Con los pañuelos y mochilas portabebés le ofreces al bebé protección y seguridad, mientras él siente tu calor y el movimiento. Al portear al bebé, el olor, el latido del corazón, la voz de la persona de confianza, le envuelven y le proporcionan el alimento más importante que necesita: ¡calor emocional y cercanía! Así, los expertos afirman que los niños a los que se les lleva de esta forma, lloran menos y se tranquilizan antes.
Muchos “entusiastas de portear al bebé” resaltan la libertad de la que disponen. Después de superar el tiempo de adaptación, podrás comprobar que puedes realizar las tareas de la casa o la compra mientras el niño duerme tranquilamente dentro del portabebés. Tienes las manos libres y tu hijo está cuidado.
A pesar de todas las ventajas, es importante que te sientas cómoda cuando lo uses y que el peso del niño no fuerce la musculatura del abdomen o espalda. Se ofrecen cursos en los que puedes aprender trucos y a desenvolverte al portear al bebé.
Asesórate antes de su compra para adquirir el accesorio con el que te encuentres más cómoda. E incluso, antes de comprar una mochila portabebés u otro soporte, pide prestado a otras madres el que ellas hayan utilizado y comprueba si ese modelo te va bien a ti y a tu hijo. ¿Es feliz el bebé en esa posición? ¿Está tu espalda bien después de un largo paseo? Si es así, has encontrado el accesorio correcto.
Etapas en el porteo del bebé
Ya has visto los beneficios qué conlleva portear, sin embargo, seguro que tienes otras dudas acerca de este tema, como si deberías utilizar el mismo soporte siempre o si deberías ir cambiando según crece el niño o hasta que edad se puede portear. Sigue leyendo para resolver estas y otras dudas.
Portabebés para cada etapa
Si bien hay portabebés que se venden como ideales desde el nacimiento hasta el fin del porteo del bebé (como el fular tejido o la bandolera de anillas), lo cierto es que seguramente te resulte más sencillo ir cambiando de sistema a medida que el bebé crezca y cambien sus necesidades. Para el recién nacido no hay nada tan práctico como un fular elástico. En cambio, los niños ya mayorcitos que disfrutan bajando a explorar y volviendo a subir, seguramente estén más cómodos con una mochila ergonómica o una bandolera, que no requieren tantos nudos.
Portear al frente, a la cadera o a la espalda ¿cómo portear al bebé?
Los bebés pequeños suelen ir bien cómodos de frente, pegados al corazón de mamá o papá. Siempre recuerda mantener la curvatura natural de su espalda y las piernas en ranita para no forzar su cadera. Al crecer, los bebés mayorcitos pueden ir más cómodos a la cadera, donde tienen una visión privilegiada de sus alrededores. Y los niños de tres o cuatro años irán seguros y felices si los porteas a la espalda.
¿Hasta qué edad se puede portear al bebé?
Dejar de portear al bebé no es algo que vayas a decidir de un día para el otro. Seguramente notarás que el peso de tu niño te impide portear por ratos largos, y que él tampoco quiere quedarse sujeto por mucho tiempo. Un niño de tres o cuatro años que ya camina, corre, salta, trepa y quiere jugar con otros niños, probablemente prefiera ir a pasear cogido de tu mano que amarrado a tu espalda.
¡Siempre es más fácil que en brazos!
De todas maneras, puedes portear a tu bebé tanto tiempo como tú y tu niño lo deseéis. Siempre y cuando toleres su peso y respetes las posiciones ergonómicas de cada sistema, no os hará ningún daño el porteo. ¿Sigue tu hijo de cinco años pidiéndote que lo lleves en brazos después de una larga caminata? Portearlo es más fácil y más seguro que simplemente cogerlo. Su peso (que tal vez en esta etapa ronde los 20 kilos) se distribuirá en forma pareja por tu espalda y por tus hombros, dejándote además las manos libres. Probablemente con un niño de esta edad el porteo sea algo ocasional, pero aún podéis seguir disfrutándolo.
Claves para portear correctamente al bebé
En la mayoría de los casos, no llevar el portabebés perfectamente colocado no comporta más riesgo que la incomodidad para el bebé o el portador. Pero como lo bien hecho, bien está, te damos algunos consejos para portear correctamente a tu pequeño.
- Respeta la posición fisiológica del bebé al llevarlo en un portabebés. Esto se consigue haciendo un asiento con la tela, de forma que le recoja de rodilla a rodilla, y respetando la curvatura natural de la espalda para sujetarla.
- Las vías de aire del bebé deben estar despejadas para que pueda respirar correctamente. Asegúrate de que ves su nariz y de que su cara no está tapada.
- Control de la cabeza. En bebés pequeños que no tienen control de la cabeza y el torso, se debe poner la tela suficientemente alta en la espalda para sujetarles correctamente. Cuando crecen y controlan la espalda y la cabeza, a muchos bebés les gusta sacar los brazos y se puede colocar la tela al nivel de las axilas. En este caso ten en cuenta la sujeción de la cabeza cuando se quedan dormidos.
- Otra de las claves es colocar al bebé bien pegado a nuestro cuerpo y asegurarse de que la tela está siempre bien tensa. Si no conseguimos tensar bien el portabebés irá cediendo y el bebé se irá hundiendo, perdiendo la posición inicial.
En resumen, la forma correcta de llevar al bebé es siempre con la barriga hacia el cuerpo de la madre y nunca mirando al exterior, ya que en la posición “hacia fuera” no se mantiene la posición ranita, no se sujeta la cabeza y no se respeta la curvatura natural de la espalda. Cuando el bebé crece y quiere ver mejor el mundo, lo conveniente es situarlo en la espalda del portador.
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