¿Por qué no duerme mi bebé?

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24/12/2021 - Tiempo de lectura 2 mins

¿Tener un bebé en casa es sinónimo de no poder pegar ojo? Para muchos padres, así es. La realidad es que en algún momento el niño aprenderá a dormir seguido, pero no es nada extraño que, sobre todo durante su primer año de vida, el sueño del bebé sea irregular y se despierte con frecuencia. En esta etapa los somnolientos padres pueden llegar a perder entre 400 y 700 horas de sueño, así que el primer consejo de los especialistas es tener paciencia siendo conscientes de que la situación no se eternizará.
Durante los primeros cuatro meses lo habitual es que se despierte por hambre: su estómago crece desde el tamaño de una canica al de un huevo y así sucesivamente. Eso significa que se llena pronto, pero también que vuelve a tener hambre al poco tiempo. Y dormir con hambre no es nada sencillo.
Sin embargo, la alimentación no es la única causa que lleva al niño a despertarse. A dormir también se aprende, y mientras un adulto puede despertarse fácilmente en las fases de sueño superficial pero es capaz de darse la vuelta y seguir durmiendo, muchos bebés aún no saben hacerlo. Necesitan que alguien les ayude para poder volver a dormirse, y esa es la causa de que nos reclamen a altas horas de la noche.
Además, hay otros factores que pueden influir en sus patrones de sueño. Por ejemplo, si tiene demasiadas siestas diurnas es posible que se desvele con facilidad por la noche. Al igual que el carácter del niño influye en su sueño: según los especialistas, los bebés de temperamento fácil son más adaptables y regulares que los que tienen un carácter más exigente. Por eso, mientras que un bebé tranquilo no necesitará rutinas muy estrictas para dormir de un tirón toda la noche, los pequeños con más temperamento seguramente no se dormirán con tanta facilidad y serán más propensos a tener alguna dificultad con el sueño.
 

Trucos para ayudarle a dormir

Dicen los pediatras que lo más importante para evitar futuros trastornos del sueño es enseñarles a dormirse solos desde muy chiquititos. Estas rutinas básicas pueden echarte una mano:

  • Elegir una hora para acostar al manteniéndolo despierto las dos horas anteriores.
  • Colocar al en la cuna cuando esté despierto pero ya somnoliento, nunca antes.
  • Procurar no despertarle cuando esté durmiendo.
  • No darle el biberón en la cuna para que no asocie la alimentación al momento de dormir.
  • Mantener el silencio y la luz apagada si se despierta por la noche para que sepa que ahora toca seguir durmiendo.

 

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