Cómo proteger a los bebés del calor del verano
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El verano es una de las mejores épocas del año porque podemos disfrutar más de nuestros pequeños al aire libre e ir a la piscina y la playa, pero las altas temperaturas y los rayos del sol pueden ser muy dañinos para ellos. ¿Cómo combatirlo? Te contamos algunas pautas que debes tener en cuenta en los meses más cálidos del año para proteger a los bebés del calor.
Índice de contenidos
Qué tener en cuenta para proteger a los bebés del calor en verano
En cuanto llega la época estival y empieza a lucir un sol espléndido, lo mejor es no olvidarse de unas cuantas reglas básicas con nuestro bebé:
Ofrecerle más líquidos y comida fresca
Como a los mayores, a los niños les afecta el calor. En esta época, al sudar más, también se deshidratan con más facilidad. Por eso conviene ofrecer líquidos con frecuencia. El Comité de Lactancia de la AEP asegura que a los menores de 6 meses no hay que darles agua entre tomas: consumen todo el líquido que necesitan del pecho. Si tu hijo es un bebé y le estás alimentando con lactancia materna, ofrécele teta con más frecuencia para que esté bien hidratado. El porcentaje de agua es mayor al principio de cada toma, por eso los bebés suelen hacer tomas más cortas pero más frecuentes. Cuando los niños no son ya lactantes, conviene ofrecerles agua con frecuencia. No esperes a que tenga sed, ya que los niños se deshidratan más rápido que los adultos.
Por otro lado, en verano a los niños les pasa como a los adultos: con el calor apetece comer menos cantidad de alimento. Sí debemos procurar que la dieta de nuestro hijo sea rica en frutas frescas y verduras (las jugosas frutas de temporada son imprescindibles) para que esté bien hidratado.
Evitar las horas de más calor
Aunque estemos cansados de escucharlo a todas horas en las noticias sobre el calor y el verano, es importante concienciarse de que hay evitar la exposición al aire libre en las horas de más calor y permanecer en sitios ventilados y lo más frescos posible. Puedes buscar actividades tranquilas para las horas centrales del día, cuando la temperatura sube más. Los paseos mejor a primera hora de la mañana o última de la tarde, evitando en todo momento las horas centrales del día.
Buscar la sombra
Un bebé no puede estar expuesto al sol durante mucho tiempo. La piel de los bebés es muy sensible, más fina y menos resistente a los daños producidos por el sol. Aunque esté poco tiempo expuesto al sol, éste puede producirle una quemadura de primer grado. De ahí que a los niños de menos de 12 meses sea preferible protegerlos completamente de la exposición solar buscando la sombra.
Crema solar con protección
Hasta los seis meses se desaconsejan las cremas de protección solar en los bebés. Lo que tendríamos que hacer es evitar exponerles al sol. A partir de esa edad, hay que ponerles un factor de protección alto, mínimo de 30, media hora antes de salir de casa y repetir la aplicación cada dos o tres horas. No te olvides de los empeines, la planta del pie, la nuca o las orejas.
El número del factor de protección nos dice cuántas veces más necesitará la radiación solar para causar el enrojecimiento en la piel con respecto al que hace falta sin el fotoprotector. Por ejemplo, una crema con un factor de protección 10 quiere decir que si la piel de una persona tarda 5 minutos en enrojecerse cuando está expuesta al sol, si se aplica la crema con factor 10 tendrán que pasar 50 minutos de exposición solar para se produzca el mismo enrojecimiento.
Remojarse en el agua para evitar el calor en bebés
Los niños pequeños tienen en la piscina un aliado imprescindible en la lucha contra el calor. Los bebés no necesitan grandes cantidades de agua: en casa basta una piscinita hinchable o la bañerita en la terraza, con unos juguetillos o algún cacharrito. Si hace mucho calor, podemos bañar al recién nacido, aunque volvamos a hacerlo por la noche.
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Bebés y calor dentro de casa
Si estamos en casa hay algunas recomendaciones que podemos poner en práctica para evitar que los bebés pasen calor:
- El calor altera el sueño de los bebés. La temperatura ideal para la habitación del bebé y que nuestro recién nacido descanse plácidamente es alrededor de 19 a 21 grados. Para conseguir esa temperatura en pleno mes de julio o agosto debes acondicionar la habitación antes de que él se acueste.
- Puedes abrir la ventana pero sin que entre corriente. El mismo cuidado hay que tener con el ventilador.
- El aire acondicionado, con precaución. Mejor ponerlo con diferentes velocidades, pero siempre antes de que el pequeño entre a la habitación. Nunca se puede poner al pequeño directamente debajo del chorro de aire frío.
- Situar su cuna en una zona fresca, nunca enfrente de una ventana donde pueda darle el sol directo o a través del cristal.
- No subestimes el poder refrigerante de las costumbres de las abuelas: bajar las persianas en las horas de más calor, ventilar cuando refresca, correr las cortinas en las horas más cálidas del día, mojar el suelo de la terraza o el balcón…
Ponerle gorro y prendas fresquitas
Para evitar el calor en los bebés en verano, hay que vestir al niño con ropa ligera, holgada, transpirable y de colores claros. Busca ropa cómoda, que no se ciña, y confeccionada con tejidos naturales como lino o algodón, que permitan la transpiración. Ponle al bebé siempre gorra, sombrero o pañuelo, para que no le dé nunca el sol directamente en la cabecita.
Calor y bebés en el coche
En cuanto a los trayectos en coche en los meses de más calor del verano, hay algunas precauciones que debemos tener en cuenta si viajamos con el bebé:
- En el coche no debemos utilizar durante un trayecto largo siempre el aire acondicionado, es mejor ponerlo de manera intermitente. Este tipo de aire reseca fácilmente las mucosas de las vías aéreas.
- Lo más adecuado es bajar de vez en cuando las ventanillas y hacer paradas más continuadas en lugares a la sombra.
- Hay que ofrecer agua al niño con frecuencia.
- Nunca se debe dejar a los niños solos en el coche, ni medio minuto, incluso si es en un lugar de sombra o están las ventanillas abiertas.
Golpes de calor en bebés y niños pequeños
Los golpes de calor afectan especialmente a los bebés (ya que el sistema que regula su temperatura corporal es aún inmaduro) y a los niños menores de 4 años, que tienen menos reservas de agua que un adulto. Se producen cuando la temperatura del cuerpo se eleva a causa de las temperaturas extremas o por un exceso de ejercicio físico.
Algunos de los síntomas de un golpe de calor son mareos, náuseas, vómitos, dolor de cabeza y taquicardia. Y, antes de llegar a esos extremos, si el niño está irritable, tiene la piel seca y caliente, observamos irritaciones en su piel (especialmente en las zonas de más sudoración: cuello, pecho, axilas…), o presenta fiebre muy alta, deben saltar todas las alarmas.
Cómo actuar ante un golpe de calor en bebés y niños pequeños
Si no tomamos precauciones, el calor del verano puede tener efectos indeseados en bebés y niños pequeños. Ante un golpe de calor:
- Llevar al niño a un sitio fresco y ventilado.
- Darle agua o leche materna inmediatamente, para evitar la deshidratación.
- Quitarle toda la ropa y ducharle con agua fresca.
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