Qué es la bronquitis espástica en bebés
Este artículo trata de:
Normalmente, la bronquitis espástica, se produce a causa de un virus que provoca inflamación y estrechamiento en los bronquios. Suele ser el mismo virus culpable de los resfriados o la gripe, aunque también puede producirse por algunas bacterias.
Índice de contenidos
Síntomas de la bronquitis espástica
En los niños y bebés, la bronquitis espástica se presenta como un catarro, pero después empeorará con vómitos. Estos son los síntomas más habituales:
- Tos seca al inicio y pasados unos días con mucosidad.
- Náuseas y vómitos.
- Fiebre.
- Dificultad para respirar y sensación de falta de aire.
- Sensación de presión en el pecho y dolor al toser.
- Dolor muscular.
- Escalofríos.
Si se detecta alguno de esos síntomas en el niño o bebé, lo más prudente como padres, es llevar a nuestro hijo a visitar al pediatra, ya que en caso de que la bronquitis se complique, puede ser necesario ingresar al pequeño en el hospital.
Atención médica urgente
Si nos hemos descuidado y pasado por alto los síntomas, como ya hemos mencionado, es posible que la situación se complique, por lo que el bebé o niño puede requerir de atención médica de urgencia, esto sucede cuando:
- Siempre vomita todo lo que come.
- Tiene fiebre alta.
- Respira muy deprisa.
- Tiene los labios azulados.
Cómo prevenir la bronquitis espástica
Ya que la enfermedad la produce un virus o una bacteria (según el caso) la manera de prevenir la enfermedad es evitar exponer al bebé o al niño a éstos, una tarea nada sencilla, sin embargo, se pueden seguir ciertas pautas:
- Es importante lavarse bien las manos antes de tocar al bebé o al niño. Del mismo modo la higiene del bebé o niño debe ser la adecuada.
- Se debe mantener el hogar ventilado.
- El uso de humificadores puede ser de gran ayuda.
- Se debe evitar el tabaco cerca del niño o del bebé.
- Visitar al pediatra. Algunos pediatras recomiendan medicamentos para prevenir la bronquitis espástica.
Cómo se trata la bronquitis espástica
El médico pediatra elegirá el mejor tratamiento según sea la gravedad del caso. Se pueden emplear broncodilatadores, o también antiinflamatorios. A veces se trata también con antibióticos, cuando el niño o bebé tiene fiebre alta.
Por nuestra parte, como padres, deberemos ayudar a nuestro hijo asegurándonos de que puede respirar bien. Debemos limpiarle la nariz para que no se obstruya con las mucosidades. También debemos darle líquidos de forma habitual, para que las secreciones se ablanden y evitar así que se complique más la respiración del pequeño.
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