Retrasar la introducción de alimentos en los bebés, una causa de alergia
Hasta hace unos años, las recomendaciones sobre la introducción de los alimentos en pacientes de “riesgo alérgico” eran retrasar la introducción de los alimentos sólidos e, incluso, en algunas guías se defendía la restricción materna de alimentos potencialmente alergénicos durante la lactancia.
Pero los casos de alergias a los alimentos no han dejado de crecer en las últimas décadas: solo en España, la prevalencia de las alergias ha pasado de un 3,6% en 1992 al 10,1% en 2015, y ya hay más de 17 personas en Europa afectadas por alguna alergia alimentaria, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología (SEAIC).
Los investigadores barajan dos motivos para explicar este incremento: el exceso de higiene y la introducción tardía de ciertos alimentos.
Por eso, como explica la SEAIC, la recomendación actual es ofrecer a los bebés los alimentos potencialmente alérgenos a partir de los seis meses de edad, cuando abandonan la lactancia materna en exclusiva recomendada por la OMS. Es el caso del huevo, los frutos secos, determinadas frutas o el pescado, que ahora se aconseja incorporar a la dieta del bebé cuanto antes.
Ahora se sabe que ofrecer huevo al bebé a partir de los seis o siete meses (en lugar de esperar a que cumpla los nueve o doce meses, como se hacía antes) disminuye la probabilidad de que el niño desarrolle una alergia en el futuro. Y lo mismo sucede con los frutos secos y los niños con un alto riesgo de alergia, ofreciéndoselos siempre molidos, eso sí, para evitar atragantamientos.
El pescado, otro de los alimentos clásicos en esta lista, también debe introducirse en torno a los seis o siete meses de vida, evitando los grandes peces, como el pez espada o el atún, a causa de la cantidad de metales pesados que acumulan.
Por todo ello, si no hay una indicación médica en contra, se recomienda comenzar cuanto antes con la introducción de los alimentos que pueden causar alergias en el futuro en la dieta de los bebés, en lugar de retrasarla, siempre de manera gradual y prestando atención a posibles reacciones alérgicas.
En los casos en los que ya existe una alergia alimentaria se está probando con buenos resultados la inmunoterapia oral, es decir, la exposición temprana al alimento alérgeno, en pequeñas cantidades y bajo supervisión médica, para conseguir erradicar la intolerancia, especialmente con el huevo y las proteínas de la leche de vaca. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica ha publicado una guía pionera en inmunoterapia oral para hacer frente a este problema.
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