Tos y mocos en el bebé: ¿Cuándo hay que preocuparse?
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A pesar de ser enfermedades comunes, los catarros, gripes y resfriados inquietan a muchos padres, sobre todo cuando se da en bebés aún muy jóvenes. Síntomas como fiebre, tos y mocos en el bebé pueden asustar, pero, ¿cuándo hay que preocuparse? Te lo explicamos a continuación.
Índice de contenidos
¿Cómo se contagia el catarro?
La mayoría de los catarros están causados por más de 200 tipos diferentes de virus. Se transmiten a través de las secreciones de las vías respiratorias, es decir, los mocos. Como bien sabemos, no siempre se quedan en la nariz, y menos si de niños se trata. Pueden estar presentes en el aire, por la tos y estornudos de alguien infectado, y en objetos que el acatarrado haya tocado o chupado, como un juguete. Por eso las guarderías y escuelas infantiles son un foco de infección importante.
¿Cuáles son los síntomas del catarro en bebés?
Los síntomas de catarro en bebés son los mismos que en los niños mayores y en los adultos. Van desde mucosidad nasal (rinitis), dolor de garganta (faringitis) y tos ronca (laringitis), hasta tos y mocos en el bebé, e incluso ruidos respiratorios (bronquitis). A veces, especialmente en los más jóvenes, también se da fiebre.
Tos y mocos en bebés
La mayoría de los catarros se curan solos, sin medicinas, pasados unos días. Encima, al superarlos, las defensas del bebé se fortalecen. Sin embargo, a veces tardan más de la cuenta en curarse o pueden complicarse y derivar, a causa de las bacterias, en enfermedades aún más graves: otitis, sinusitis, conjuntivitis o neumonía.
En el caso de los bebés, el catarro deriva a veces en bronquiolitis. Se trata de una infección de los pulmones y del aparato respiratorio que puede dar problemas respiratorios en el futuro.
¿Cuándo llevo al bebé al pediatra?
Aunque los mocos y la tos en recién nacidos y bebés mayores pueden ser comunes, hay algunas señales que indicarán cuándo es momento de acudir al pediatra:
- Si la fiebre persiste tres días o más o el niño experimenta subidas y bajadas repentinas de temperatura.
- Si se producen cambios bruscos en su comportamiento; por ejemplo, si vemos al bebé decaído.
- Si el bebé respira mal: carraspeos, silbidos…
- Si está molesto al dormir.
- Si le duele el oído.
- Si el bebé lleva más de 10 días con mocos espesos, amarillos o verdosos.
- Si se le hinchan los ganglios del cuello, ingles o axilas.
¿Tengo que quitarle los mocos al bebé?
Los mocos son un mecanismo de defensa del cuerpo frente a las infecciones. Son la manera que tiene el cuerpo de eliminar los elementos que están irritando sus mucosas. Así pues, y a pesar de su mala fama, cumplen una función importante y no son malos per se.
Pero, no por eso, los mocos resultan menos molestos. Los bebés no saben respirar por la boca (por eso cuando tienen mocos les cuesta respirar) y tampoco saben sonarse. Así que, si están resfriados o acatarrados, los lavados nasales con suero fisiológico suelen aliviarles. La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda ser más cautos con los aspiradores nasales, ya que pueden irritar las mucosas, y aconseja restringir su uso a una o dos veces al día como máximo.
Cómo hacer un lavado nasal:
- Lo más práctico son los envases monodosis.
- Las mejores horas para limpiar la nariz del bebé son: antes de una toma, para que pueda mamar bien, o antes de dormir.
- Sujeta la cabeza del niño con suavidad, pero firmeza. Colócala hacia el lado contrario al de la fosa nasal que vas a limpiar.
¿Qué hago con la tos?
La tos también tiene su función: ayuda a expulsar los mocos. Pero la típica tos seca, sin mocos, que dificulta la alimentación o el sueño puede ser tratada con un antitusivo, siempre que el pediatra lo considere oportuno. Para cualquier otra duda, recuerda consultar a un profesional de la salud.
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