5 comentarios que no deberías hacerle a una embarazada

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27/09/2017 - Tiempo de lectura 2 mins

“¿Seguro que estás solo de X semanas?”

Esta frase y sus variantes (“¿no serán mellizos?”, “¿no se estará por adelantar?”), o la versión menos sutil, “guau, te ves enorme” solo sirve para remarcar el hecho –por demás obvio- que hemos aumentado de peso. Si aumentamos más de la cuenta, ya tendremos bastante lidiando con los regaños del médico como para encima sufrir vuestros reproches. Y aún si el aumento es el justo y necesario, no puedes saber de antemano cómo se siente la futura mamá con ese cuerpo voluminoso, y no deberías recalcárselo.

“¿Fue un embarazo buscado?”

Pregunta indiscreta si las hay, suele ser frecuente en determinadas circunstancias, tales como una maternidad a edad joven, o bien muy avanzada, o cuando se trata de un tercer hijo con hermanos ya bastante mayores, o un segundo bebé que viene muy seguido después del primero, etc. Como sea, la verdad pertenece a la intimidad de la pareja, que no tiene por qué querer compartirla contigo ni con nadie. Y, por cierto, que un embarazo no haya sido buscado no significa que el bebé por nacer no vaya a ser profundamente amado por sus padres.

“Me imagino que darás el pecho / tendrás un parto natural / pedirás una cesárea / dejarás de trabajar / etc.”

No tienes por qué imponer tu visión respecto al parto, al estilo de crianza o a otras cuestiones que competen únicamente a la embarazada y, a lo sumo, a su pareja. Una cosa es ofrecer un consejo si ella te lo solicita: “¿crees que debería dejar de trabajar?”, “¿cómo fue tu experiencia con la lactancia materna?”. En cambio, si tú tienes una opinión fuerte formada, y no sabes si coincide con la de ella, mejor resérvala para ti.

“No sabes lo que te espera…”

Criar niños es difícil, todos los dicen. También nosotras lo sabemos. Y el tema nos preocupa, especialmente a las embarazadas primerizas. ¿Vienes a ofrecer ayuda? Bienvenida sea, pero no hace falta que remarques los desafíos que tenemos por delante para ganar crédito personal por ello.

 “Aprovecha ahora para dormir / salir / relajarte / etc.”

Esta frase entra en sintonía con la anterior: la vida no se termina porque vayas a tener un bebé. Es cierto que se transforma profundamente, la rutina queda patas para arriba y por algún tiempo, tal vez no puedas disfrutar de muchas de las cosas que te gustan. Pero los niños crecen, y además mientras son bebés, aprendes a disfrutar de otras cosas. Además, ¡nada hace que sea más difícil relajarse que recibir la indicación en modo imperativo!

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