Aliviar el dolor del parto sin fármacos
El miedo al dolor en el parto es una de las preocupaciones más recurrentes en las embarazadas. La cuestión es que, hasta que no llega el momento, la mujer no puede saber cómo va a sentir las contracciones o cuál es su umbral de dolor.
Los analgésicos son una opción, pero es posible que quieras intentar dar a luz sin tener que recurrir a ellos o que en tu caso no sea posible ponerte la epidural.
Estos métodos te ayudarán a reducir el dolor durante el parto de manera natural. Lo ideal es practicarlos en el tramo final de embarazo, para estar preparada cuando llegue el momento:
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La postura
Tumbarse de espaldas en la primera fase del parto no es la posición más cómoda. Caminar, balancear la pelvis o apoyarte en la pared o en tu acompañante suele ayudar a gestionar mejor el dolor. Algunas mujeres prefieren sentarse en una silla a horcajadas, apoyando los brazos en el respaldo, o ponerse de rodillas con las manos en el suelo, ya que estas posiciones alivian el dolor de espalda. Si te tumbas, es recomendable hacerlo de costado, en lugar de boca arriba, con unos cojines bajo el muslo.
La respiración
Es clave para controlar el dolor y mantener la calma. Con las primeras contracciones, la idea es hacer respiraciones lentas por la boca durante toda la contracción. A medida que se intensifican y se hacen más frecuentes las contracciones, la respiración ligera alivia más. La matrona te enseñará técnicas de respiración específicas en el curso de preparación al parto.
Agua
El agua caliente tiene un efecto calmante. Date un baño o una ducha y déjate invadir por las sensaciones agradables.
Sonidos.
Olvídate de lo que piensen los demás. Gemir, suspirar, gruñir o sollozar ayuda mucho a aliviar la tensión. Y escuchar tu música favorita o una selección que hayas preparado para este momento, también.
Masajes
Los masajes aligeran el dolor de espalda, que es bastante habitual porque la cabeza del bebé puede presionar sobre el sacro. Pide a tu acompañante que te masajee con firmeza esa zona y los alrededores con friegas, movimientos circulares y presión de los pulgares.
Imaginación al poder.
Recrear imágenes relajantes libera la mente de los miedos. Cierra los ojos y recuerda esa terraza que tanto te gusta junto al mar, la sensación de un abrazo lleno de ternura, o intenta imaginar colores luminosos y brillantes.
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