¿En qué consiste la monitorización fetal?

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05/06/2023 - Tiempo de lectura 2 mins
monitorizacion fetal

Este artículo trata de:

Tipos de monitorización
Cuándo se realiza

La monitorización fetal se trata de una técnica no invasiva que permite controlar la actividad cardiaca del bebé, sus movimientos y cómo reacciona frente a las contracciones uterinas, que en estas últimas semanas son bastante frecuentes. En la práctica más habitual, la monitorización fetal externa, se sujeta sobre el vientre de la embarazada un monitor que mide y registra los latidos del corazón del bebé, así como las contracciones. También se te suele pedir que registres cuándo sientas movimientos de tu bebé.

Al cabo de algunos minutos, el ordenador imprime los resultados en una gráfica. Esto le permite a tu médico evaluar que los parámetros estén dentro de la normalidad.

¿Qué tipos de monitorización existen?

Además de la mencionada monitorización externa, existe la monitorización interna, en la cual se miden los latidos del bebé a través de un catéter intrauterino. Pero este tipo de monitorización solo se puede hacer si ya has roto aguas, por eso se emplea mucho menos que la variante externa.

¿Cuándo se realiza?

Cuando el embarazo llega a término, a partir de la semana 38, se suelen indicar monitorizaciones semanales. Puede que tu embarazo se salga de fecha, en cuyo caso seguramente se te indiquen monitorizaciones diarias para saber si por algún motivo se debe inducir el parto.

Durante el parto también se monitoriza al bebé, para controlar que no le falte oxígeno y que sus latidos cardiacos no aumenten ni disminuyan súbitamente.

Por otro lado, situaciones de riesgo como dejar de sentir movimientos por mucho tiempo, también requieren de una monitorización. Generalmente se le pide a la embarazada que consuma alguna bebida azucarada para así estimular al bebé a moverse.

monitorizacion fetal embarazo

¿Es obligatoria la monitorización durante el parto?

Muchas personas impulsoras del parto respetado cuestionan el uso sistemático de monitores que se hace durante los partos en el hospital (aunque su empleo depende de los criterios de cada institución). El problema, sostienen, es que la monitorización permanente impide el libre movimiento de la parturienta.

Por lo demás, es una prueba que no resulta dolorosa ni implica ningún riesgo para tu bebé: sí puede ser un poco incómoda para ti. Los dispositivos más modernos funcionan de manera inalámbrica y pueden permitirte los desplazamientos durante el trabajo de parto.

Si te han aplicado epidural, si se ha inducido el parto con oxitocina sintética, o si surge alguna complicación, esos sí que serían casos en los que la monitorización debe ser continua durante todo el parto.

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