Incontinencia urinaria en el embarazo y postparto

La incontinencia urinaria se asocia al embarazo y al parto como resultado de la afectación del suelo pélvico. Aunque no es una enfermedad ni un problema de salud grave, puede llegar a condicionar las actividades de la vida diaria y afectar a la calidad de vida, ya que muchas veces se convierte en un tema tabú.

¿Qué embarazadas son más propensas a desarrollar este trastorno?

Durante el embarazo, debido al incremento de estrógenos y progesterona, el suelo pélvico, se relaja. A ello hay que añadir la presión que ejerce la cabeza del niño sobre la vejiga, máxime en el tercer trimestre, motivos suficientes para que algunas mujeres sufran incontinencia en diferentes grados.

Sin embargo, ciertas embarazadas la sufren más que otras. Algunos factores que predisponen a la incontinencia urinaria son el aumentar de peso más de la cuenta, ser mayor de 35 años, que sea tu primer embarazo y padecer incontinencia previa al embarazo, o bien que haya antecedentes en la familia (por ejemplo, que tu madre también la haya sufrido).

Incontinencia urinaria de esfuerzo y de emergencia en el embarazo

La incontinencia urinaria afecta tanto a gente joven como a más mayores. Puede producirse al estornudar, al toser, al levantar al niño o mientras vas a correr: si la vejiga está llena se pierden en ese momento unas gotitas de orina. A este fenómeno se le llama incontinencia de esfuerzo, ya que en ese momento la presión que se ejerce sobre la vejiga por reír o por toser, es más fuerte que la fuerza del músculo que cierra la vejiga. Esta posibilidad se da en un porcentaje bastante alto de embarazadas.

Otra posibilidad es la incontinencia de urgencia o estrés, que no tiene nada que ver con tener prisa o estar agobiado, sino con la imposibilidad de controlar los músculos de la vejiga para evitar la salida de la orina ante una urgencia repentina de orinar.

¿Cómo nos afecta la incontinencia urinaria en el embarazo?

En principio este síntoma es molesto pero no grave. Las pérdidas de orina suelen ser mínimas, y ocurren ante un mínimo esfuerzo o bien cuando se tose, se estornuda o incluso si se ríe. El problema es que muchas mujeres sufren en silencio esta incomodidad pues les resulta incómodo acudir al médico, y esto más que otra cosa lo que hace es deteriorar la calidad de vida. No dudes en pedir ayuda al obstetra, quien sabrá aconsejarte sobre cómo sobrellevar mejor este problema, así como darte pautas de alerta para controlar que no padezcas también una infección urinaria, que si se deja sin tratar, sí puede traer consecuencias negativas para la gestación.

¿Qué se puede hacer para prevenirla?

Es posible prevenir la incontinencia urinaria desde antes de que aparezca. Por un lado es importante vigilar el aumento de peso y no subir más kilos de la cuenta. Por otro lado, el suelo pélvico se puede fortalecer realizando a diario los famosos Ejercicios de Kegel, que también ayudan a tener un mejor parto vaginal. Después del parto, tu médico te puede recomendar una reeducación del suelo pélvico que en la mayoría de los casos elimina los síntomas, o los mejora drásticamente.

¿Seguiré padeciendo incontinencia urinaria tras el parto?

No necesariamente. Muchas mujeres recuperan su tono muscular pocas semanas después del parto, y si la incontinencia persiste se hace más leve. Sin embargo, la mala noticia es que si padeciste de incontinencia urinaria en el embarazo, tienes el triple de posibilidades de volver a sufrirla en el futuro. Si tuviste una episiotomía o diste a luz un bebé de más de 4 kilos de peso, los riesgos son mayores.

Después del parto, tu matrona te puede enseñar algunos ejercicios para fortalecer el suelo pélvico. Es muy importante participar en un curso de recuperación física, en el que se incluyen estos ejercicios, con los que, a largo plazo, también previenes la incontinencia en la vejez.