¿Molesta la ecografía al feto?
La ecografía es una técnica de diagnóstico prenatal a través de ultrasonidos que permite observar la forma y los órganos del feto y la placenta en una pantalla.
Así se hace:
Para realizarla el médico extiende sobre el abdomen materno un gel acuoso que actúa como conductor. A continuación pasa por encima una sonda que emite ondas de ultrasonidos. Al encontrarse con un obstáculo (tejidos, hueso…), las ondas rebotan y producen ecos que se traducen en imágenes en la pantalla.
La ecografía es una técnica inocua y no parece probable que moleste al feto. La tripa de la madre protege al bebé del mundo exterior durante el embarazo y minimiza cualquier posible impacto de los ultrasonidos, el gel o incluso la presión que pueda ejercer el médico.
Cuando el feto está dormido, el especialista empuja sobre el abdomen de la madre para despertarlo (porque mientras duerme no realiza movimientos y no es posible apreciar sus oscilaciones cardíacas), pero nunca se apoya con verdadera fuerza.
Cuando el especialista utiliza la técnica Doppler (se usa para comprobar la circulación placentaria, uterina y fetal y sirve para diagnosticar algunas malformaciones), los fetos suelen moverse un poco más, pero no existen estudios que indiquen que se sientan molestos por ello.
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