Aprovecha estos meses y prepara tu piel para el verano
La alimentación es lo primero que debemos cambiar si no lo hemos hecho ya. No existen alimentos milagrosos para proteger nuestra piel del sol pero si hay estudios médicos que demuestran que comer cinco raciones de frutas y verduras al día, tres de ellas de verduras y hortalizas, una en crudo, y dos piezas de fruta nos ayudan a cargar nuestro cuerpo de vitaminas y a prepararlo mejor para la exposición solar. Hay que aumentar el consumo de aquellas que sean ricas en licopeno, betacaroteno y Vitamina C como el tomate, la sandía, la zanahoria, la calabaza, la papaya o los cítricos.
Para devolver toda la vida a nuestra piel en estos meses debemos exfoliarla al menos una vez a la semana, para eliminar todas las células y partículas muertas. De esta manera la dejamos más receptiva a los tratamientos posteriores que deben ser altamente hidratantes y nutritivos, ten en cuenta que el sol y este viento primaveral que nos acompaña durante los meses previos al verano tienden a secar nuestra piel incluso más que cuando la llevamos cubierta. Los aceite corporales también son grandes aliados para buscar una hidratación más intensa y en profundidad.
Ayúdate de la nutricosmética para preparar tu piel desde el interior. Puedes encontrar en el mercado suplementos alimenticios ricos en betacarotenos o licopenos además de otras bacterias beneficiosas para nuestro organismo que preparan la piel para la exposición solar, sobre todo aquellas especialmente sensibles. Estos preparadores solares te ayudan a reforzar el sistema inmunitario de la piel, fundamental para protegernos de los rayos UV que alteran las células de la defensa de la dermis. Suelen ser además muy fáciles de tomar, basta con una o dos cápsulas al día (en función de la marca y fabricante) un mes antes de la exposición solar. Cuando vayamos a tomar el sol nos debemos poner nuestra protección habitual, eso no cambia, pero nos ayudará a broncearnos más rápido, con un tono más natural y duradero.
Utiliza el maquillaje adecuado cuando salgas, especialmente durante el día. En invierno vamos muy tapadas y podemos jugar con nuestro maquillaje para darle un tono más oscuro al rostro si queremos, pero cuando nos “destapamos” se puede notar demasiado el contraste. Puede que necesites un tono más claro del que hayas estado utilizando hasta ahora, el tono de tu piel debe ser uniforme en todo el cuerpo para huir de ese antiestético efecto careta.
Por último, si en vacaciones de Semana Santa has elegido un destino de playa, ese momento de ponerte el bikini puede dejar nuestra autoestima por los suelos por ver nuestra piel tan blanca, pero puedes echar mano de autobronceadores que nos ayuden a coger un poquito de color los primeros días. Huye de los que dejan la piel con un tono anaranjado, mejor que optes por los que se fusionan con la melanina de nuestra piel y nos dejan un tono natural.