¿Cómo implicar al padre en la crianza?
El compromiso del padre en el cuidado de los hijos es un asunto que está suscitando muchísimo interés. Afortunadamente, en los últimos años todo el mundo insiste en los beneficios que tiene el hecho de que tanto el padre como la madre se ocupen de los hijos.
Eso parece que está claro, pero…¿cómo lograr que el padre se implique definitivamente en la crianza de sus hijos? He aquí “el quid” de la cuestión.
Uno de los grandes retos una vez des a luz es que tanto el padre como la madre se adapten a la nueva situación y encuentren su lugar dentro del hogar, y en la relación. Durante estos primeros días os vendrá bien tener ayuda extra, pero deberéis intentar que eso no sea a costa de que alguien se sienta excluido.
Muchas mujeres se quejan de que su pareja se quita de en medio o se escaquea de las tareas más pesadas. Ellos sin embargo, que buscan su lugar, reprochan que son ellas, las que les dejan fuera. Esto unido a que existe una tendencia a llamar a la madre cuando sucede algo en el colegio y que en el centro de salud el pediatra busca “por defecto” la mirada de la mujer y no la del hombre cuando hay que concretar el tratamiento de su hijo.
Se ha avanzado mucho pero queda mucho por hacer. Sea cual sea vuestra situación, lo mejor es que habléis de todo esto, que no os acostéis ni un solo día con mal sabor de boca.
Cada uno de los dos tenéis vuestros propios puntos fuertes que aportar a la convivencia y a la educación. La manera en la que el padre y la madre logran calmar a su hijo, la forma de conseguir que obedezca o el tipo de juegos que comparten con sus hijos, no tiene por qué coincidir. Pero lo ideal, siempre que sea posible, es que el niño tenga el referente de ambos.
Es importante tener en cuenta que el hecho de que uno de los dos esté en casa, no quiere decir que no haga falta que el otro esté. Cuanto más os podáis implicar en la crianza cada uno de los dos, mejor.
Tener como objetivo dividirlo todo al 50% puede resultar ridículo porque la situación laboral de cada uno sera diferente. Lo verdaderamente importante es que los dos sepáis cómo cuidar al pequeño, cómo bañarlo, cómo darle de comer, dónde está guardada la ropa o las vitaminas…
En esta misión habrá días buenos y días malos. Tanto en unos como en otros, la comunicación entre los dos será fundamental.