¿Padres o amigos?
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Postales de la paternidad actual
El niño viene llorando del cole porque ha sacado una mala calificación en matemática, entonces al día siguiente los padres piden reunión con la maestra y la directora para pedir que se le permita a su hijo volver a rendir el examen (aun cuando la evaluación había sido avisada con el suficiente tiempo).
Una niña del curso organiza una fiesta y no invita a todas las compañeras, entre ellas a cierta niña. Entonces a la salida del colegio, su madre agresivamente a la madre de la cumpleañera.
La familia viene ahorrando para cambiar el tanque de agua de la casa. Pero a los pequeños se les ha puesto entre ceja y ceja conseguir el último modelo de consola. Los padres deciden que el tanque puede esperar y sobrecargan la tarjeta de crédito para no decirles que no a los niños.
¿Alguna de estas situaciones nos parece familiar? ¿Qué tienen todas ellas en común? Sencillo: los padres se han propuesto poner a sus hijos en primer lugar sin pararse a pensar en las consecuencias, pero además, sin darles a los niños las herramientas para que resuelvan los problemas por sí mismos.
El miedo a perder a los hijos
Muchos padres tendemos a caer en comportamientos permisivos con nuestros niños porque, no queremos verlos sufrir. Pero en el fondo, tememos perder el afecto que ellos nos tienen. Detrás de un padre o una madre que se convierte en amigo de sus hijos hay una persona adulta que en un nivel inconsciente percibe que no recibió suficiente amor o atención en la niñez. Pero la voluntad de darle a nuestros hijos lo que a nosotros nos faltó, puede hacernos perder de vista que los niños necesitan límites claros. Establecer normas, ayudar a los niños a ponerse en el lugar del otro en lugar de defenderlos a ultranza, no es falta de afecto sino que forma parte de nuestra tarea como padres.
Sí a escuchar y a acompañar
Es muy bueno que nuestros hijos reciban de nosotros afecto incondicional, que se sientan escuchados y comprendidos. Pero ello no significa decirles que sí a todo ni que ellos se queden siempre con la última palabra. Respetar los sentimientos de los niños no está reñido con hacerles cumplir las normas. Se suele hablar de padres autoritativos para referirse a ese estilo de crianza que combina una alta disponibilidad paterna con cierto nivel de exigencia, incluyendo límites claros. Solo así podremos darles herramientas para que crezcan como adultos sanos y responsables.