Cómo saber si tu hijo es feliz
La salud del bebé es la principal preocupación de todos los padres, pero su felicidad se encuentra casi al mismo nivel. Para comprobar lo primero basta con ir al médico. Sin embargo, no contamos con las mismas herramientas para saber si nuestro hijo es feliz y disfruta de todo lo que le rodea. ¿Cómo saber si mi hijo es o no feliz? Hay unas cuantas señales que pueden echarte una mano.
Durante el embarazo, la mayoría de las futuras mamás piensan cómo será su bebé: qué color de ojos tendrá, cómo será su pelo, si tendrá la nariz del abuelo, a quién saldrá su sonrisa… La curiosidad por el aspecto físico del niño es normal. Sin embargo, no es a lo que madres y padres dan más importancia. Cuando se les pregunta cómo querrían que fuera su hijo, la respuesta suele ser invariablemente la misma: lo único que quieren es que sea un niño feliz y sano.
Índice de contenidos
Cómo saber si mi hijo es feliz. Señales para descubrirlo
La sonrisa del niño
Dicen que hay pocas cosas tan sinceras como la sonrisa de un niño: nadie le fuerza a fingir un gesto que aprende inconscientemente desde muy pequeñito. Se trata de una señal de que le gusta el mundo que está descubriendo. Por eso, cuando un niño sonríe con frecuencia y regala carcajadas a todos los que le rodean, podemos afirmar que disfruta de su experiencia en este mundo.
El entusiasmo
¿Es de los que levanta la mano o grita “¡yo!” cuando alguien pregunta quién quiere ir al parque? Las muestras de entusiasmo ante cualquier actividad son otra señal inequívoca de que el niño disfruta con lo que hace y es feliz.
La sociabilidad
El juego con otros, la interacción, indica que se siente cómodo en ese ambiente. Los niños suelen tardar un tiempo en disfrutar de la compañía de sus iguales, pero en cuanto aprenden a socializar suelen apreciarlo. Si ves que se lo pasa en grande cuando juega con otros, es síntoma de que es un niño feliz.
Muestras de afecto
No todos los niños son cariñosos, y eso no quiere decir que no sean felices. Sin embargo, sí se puede afirmar lo contrario: los pequeños que ofrecen muestras de afecto con frecuencia, sin que nadie les presione para hacerlo, son niños felices.
Sin miedos
Es normal que no quiera tirarse a la piscina o que dé un paso atrás cuando ve la altura del tobogán, pero si todos sus miedos se reducen a ese tipo de pequeños detalles puedes estar segura de que tu hijo feliz. Quienes son felices no tienen grandes preocupaciones ni miedos porque se sienten seguros y cómodos.