Cómo trabajar la grafomotricidad en niños
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¿Quieres saber cómo trabajar la grafomotricidad en niños? Para empezar, definiremos grafomotricidad como el movimiento que realizamos con nuestro cuerpo al escribir o dibujar. En este tipo de actividades se desarrollan habilidades de motricidad fina, es decir, aquellas que involucran los grupos musculares pequeños y requieren buena coordinación y control mano-ojo.
Índice de contenidos
¿Por qué es importante trabajar la grafomotricidad?
En la grafomotricidad se trabajan habilidades de motricidad fina y la coordinación entre la mano y el ojo. Por tanto, cuanto mayores sean las destrezas que adquiera el niño/a, mejor podrá desarrollar sus capacidades para expresar conocimientos, pensamientos y emociones. Todo ello a través de representaciones gráficas, tanto en escritura como en pintura, por ejemplo.
Además, al practicar estas aptitudes, los infantes adquieren una mayor precisión y coordinación a la hora de mover antebrazo, muñeca, manos y dedos. De esta manera, no solo se refuerza su grafomotricidad, sino que también logran una mejora en aquellas actividades que precisan coordinar mano-ojo, como hacer pulseras, armar puzles, montar legos, etc.
¿Cuáles son las etapas de la grafomotricidad?
El desarrollo de la grafomotricidad en niños es algo que se da de manera progresiva a lo largo de su crecimiento. Comienza con los primeros trazos libres, es decir, cuando, a partir del año y medio de edad, empiezan a hacer garabatos. Poco a poco, a medida que van mejorando en la orientación espacial, el control del espacio y se familiarizan con los utensilios básicos, son capaces de realizar trazos dirigidos.
Así pues, existen diferentes etapas en el desarrollo de la grafomotricidad y diversas actividades para trabajarla. Cabe destacar que no todas las actividades sirven para todas las etapas, sino que cada ejercicio se adapta a una etapa en concreto.
Grafomotricidad a los 18 meses
Los niños y niñas empiezan a autoexpresarse a través de los trazos. En esta primera etapa, se realizan garabatos descontrolados, que son movimientos impulsivos, rápidos y sin control, donde no hay coordinación mano-ojo y el trazo se dibuja moviendo todo el brazo.
A los 20 meses
Aquí ya tienen más control sobre el codo y aparecen, entonces, los garabatos llamados «barridos» y círculos. En esta etapa, los peques no observan lo que hacen, sino que simplemente mueven sus extremidades.
Actividades para niños/as de 18 a 20 meses
Podemos trabajar la grafomotricidad a través de la estimulación sensorial. Una buena práctica es experimentar con pintura: deja que el niño/a pinte con las manos y vaya realizando trazos aleatorios.
También puede ser útil durante esta etapa la creación de una bolsa sensorial. Para hacerla, solo necesitaremos:
- Bolsa con cierre zip
- Gomina
- Colorante alimentario
- Purpurina
Debemos introducir la gomina junto con el colorante y el glitter en la bolsa. Mezclamos bien y cerramos. ¡Tachán!
Con ella podremos jugar a hacer formas o puede servir para esconder dibujos debajo y que los peques tengan que descubrirlos.
Grafomotricidad a los 2 años y medio
Hacen un uso más preciso de su muñeca y pueden realizar el movimiento de pinzas, desarrollando así la capacidad de dibujar trazos independientes. Es en ese momento en que comienzan a seguir los desplazamientos de su mano con la mirada, aunque no prestan una atención plena ante ellos, sino que les atrae el movimiento.
Grafomotricidad en niños de 3 años
Inician la etapa preesquemática. Es entonces cuando observamos intencionalidad y sentido de representación, ya que el niño o niña explica lo que va a dibujar antes de hacer el dibujo. Se introduce entonces la figura humana, aunque se representará con pocos detalles que irán evolucionando poco a poco.
Actividades para niños/as de 2 años y medio a 3 años
Aquí también podremos utilizar la bolsa sensorial, aunque aumentando la dificultad. Esta vez, dentro de la bolsa podemos poner elementos como botones o bolitas y hacer que los infantes las clasifiquen por colores, por ejemplo.
En esta etapa, los peques disfrutarán también mucho creando figuras con plastilina.
Entre los 4 y los 6 años
Dependiendo del grado de madurez del menor, la figura humana adquirirá más o menos detalles. En la grafomotricidad de 4 a 6 años, la representación de las personas puede variar notoriamente de un infante a otro. Habrá, por ejemplo, quienes añadan brazos, piernas, manos, ojos, boca, nariz…, y otros que, por el contrario, no incorporen ningún tipo de detalles en el dibujo. Pero esto no debe preocuparte, ya que cada peque lleva su propio ritmo de aprendizaje y desarrollará estas habilidades a su tiempo.
Actividades para niños/as de 4 a 6 años
Durante esta etapa, podemos realizar actividades muy diversas. Por ejemplo, para desarrollar la motricidad, los peques pueden montar puzles o clasificar bolitas de colores cogiéndolas con pinzas. Así, trabajarán la precisión, coordinación mano-ojo y la motricidad fina.
Además, puede ser útil el uso de fichas didácticas. Para su realización, se pueden emplear diferentes materiales, como lápices de colores, ceras, témperas…
Aunque estas actividades pueden ayudar a trabajar la grafomotricidad en niños, es importante realizarlas de manera lúdica. Experimentar el proceso a través de la diversión y el autoconocimiento, sin tener en cuenta el resultado, es clave. Así, los peques estimularán su grafomotricidad y desarrollarán las habilidades necesarias que, más adelante, usarán para la escritura.
Ana Torres Rojo
Experta en crianza respetuosa y directora de la web Mami me mima.