Primeros amigos
Este artículo trata de:
Durante los dos primeros años, el universo del niño gira alrededor de su madre, sobre todo, y de su padre y su círculo más íntimo. La aproximación al otro (incluso el reconocimiento de su existencia) y, con ello, la aparición de los primeros amigos de los niños llega de manera progresiva.
Los 24 meses son la edad del “no” y el “mío”, un momento evolutivo fundamental en la creación de la propia identidad como individuos. En esta etapa tu hijo se alegrará de compartir espacio con otros peques, pero eso no significa que juegue con ellos con reglas o normas, que se dirija a su compañero de arenero directamente ni que quiera compartir sus juguetes, por ejemplo.
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Cómo se relacionan los niños con sus primeros amigos
Es la época del llamado “juego en paralelo”: cuando ves a dos niños de más de 18 meses sentados en el parque o en casa, jugando uno al lado del otro, parece que se están ignorando. Cada uno permanece concentrado en sus cosas, no interactúan entre ellos o lo hacen de manera muy puntual para coger el juguete que el otro tiene en la mano, sentarse cerca o, si ya hablan un poquito, mantener una conversación también “paralela”, del tipo “Guau, guau, un perrito”, “Camión rojo, arena”…
No se trata de un juego independiente: en estas situaciones, los niños se están observando con más atención de lo que parece. Se imitan entre ellos (si uno coge una pala, el otro también lo hace), y empiezan a establecer sus primeros vínculos. Van descubriendo lo que es compartir, ceder y ganar.
Como en todo, cada niño lleva su ritmo. Podemos facilitar a nuestro peque el contacto con otros pasando tiempo en el parque, en las reuniones con primos y amigos y llevándole a actividades infantiles, pero no debemos forzar el juego con otros niños, porque cada uno se desarrolla en esta faceta a su propio ritmo.
Conflictos con otros niños
Los conflictos a esta edad son frecuentes, e igual que llegan se van. A esta edad, un rato pueden estar subiéndose al tobogán de los pequeños alternándose tranquilamente y al siguiente dar un golpe en la cabeza a su compañero de juegos con el cubo. Su lenguaje no está aún desarrollado y no controlan sus impulsos como los mayores.
Es mejor que los padres intervengamos lo menos posible, y que lo hagamos más con preguntas que con actuaciones expeditivas, proponiendo soluciones: “¿Y si juegas tú con el camión un rato y luego se lo dejas a ella?”.
¿Obligamos a los niños a compartir con sus amigos?
Pues los psicólogos dicen que no es una buena idea. Sí que podemos predicar con el ejemplo, o hablarle de lo bueno que es compartir los juguetes, porque así puede jugar también con los de su amiguita, pero a esta edad (¡mío!, ¿te acuerdas?) lo de no compartir no es un acto de egoísmo, sino de afirmación de la propia identidad.
¿Y si pega o le pegan?
En este caso, sí que es importante actuar:
- Alejar al niño de la situación de conflicto durante unos minutos, si es él o ella el que ha pegado, decirle que tiene que pedir disculpas a su amigo e intentar averiguar qué ha pasado.
- Si tu hijo tiende a pegar o ser agresivo, puede haber un conflicto detrás que tienes que observar con más atención para intentar atajar la raíz del problema.
- Y si es él quien recibe los mordiscos o los golpes con más frecuencia, habrá que darle herramientas para que pueda defenderse, como recurrir a un adulto y no quitar importancia al asunto sin más.
¿Celebramos su cumpleaños con amiguitos?
Con dos años, los niños se dan cuenta de que el día de su cumpleaños es especial. Le encantará que le cantemos el cumpleaños feliz, que le hagamos un regalo, y sí, puede disfrutar de una pequeña fiesta siempre que sea una celebración sencilla. Pocos niños, un ratito corto (hora y media o dos horas máximo), algunos juguetes, una decoración festiva y listo.