Protege también los ojos de tus hijos en verano
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¿Por qué es importante cuidarlos?
El cristalino, el filtro natural que desarrollamos frente a la radiación ultravioleta (UV), no termina de desarrollarse hasta los 12 años, por lo tanto antes de esas edad los ojos de los niños son especialmente sensibles a los efectos nocivos de la radiación solar.
Además, los daños que provoca la exposición prolongada a la radiación solar en la vista (igual que en la piel) son acumulativos e irreversibles. Entre ellos, podemos encontrar los conocidos como los melanomas oculares. El más agresivo, denominado coroideo, se diagnostica alrededor de los 55 años y se ha comprobado que se produce principalmente por prolongadas exposiciones al sol cuando los pacientes son menores de edad. Además, otras patologías comunes por el efecto de la luz solar son la fotoqueraritis o las cataratas.
¿Nos preocupa?
Sin embargo, el estudio Percepción de la salud visual y auditiva en España, realizado por la fundación Fundación Alain Afflelou, revela que cerca del 30% de los padres consideran que la edad óptima para comprar gafas de sol a sus hijos es entre los 2 y los 4 años y una quinta parte lo retrasaría hasta los 5 o 6 años. En este sentido, Elvira Jiménez, óptico-optometrista de la fundación, habla sobre la necesidad de proteger la vista a nuestros hijos desde bebés: “La mayoría de los daños causados por la luz solar en nuestra visión son crónicos, una vez aparecen se convierten en permanentes, irreversibles e incapacitantes”.
¿Cómo protegerles?
Para proteger la vista de nuestros pequeños tenemos que intentar que se acostumbren a llevar gafas de sol ya desde bebés. Tienen que ser lentes homologadas y adquiridas en un establecimiento especializado para asegurarnos de que los filtros de protección contra los rayos UVA y UVB funcionan correctamente.
En cuando a la montura, para los más pequeñitos las más prácticas son las de material flexible que tienen una goma por detrás para sujetarlas. Desde la fundación se recomienda que sean de pasta para que se ajusten a la cara del niño y no le hagan daño, además, es importante que la gafa cubra todo el ojo (debe apoyar por arriba en la zona de las cejas y por abajo en la nariz) para que la luz no entre.
Si no hay manera de que se las deje puestas, por lo menos intenta que lleve una gorra o visera que puede limitar la incidencia del sol en los ojos y evitar la exposición en las horas centrales del día (desde las 11 de la mañana hasta las 4 de la tarde aproximadamente).
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