¿Qué hago si mi hijo se escapa corriendo?
Este artículo trata de:
Situación 1: Estás pasando un agradable día de playa con tu hijo. Dedicas diez segundos a buscar la crema en la bolsa de playa. De repente, te das la vuelta y tu hijo se ha ido corriendo y ya no está. Situación 2: Vas caminado por la calle con tu hija. Te paras un momento a saludar a un conocido. Cuando quieres darte cuenta, la pequeña se ha escapado y está a punto de cruzar la calle. Estas son dos situaciones que perfectamente podemos vivir como padres ¿Qué hacer si tu hijo se escapa corriendo?
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¿Por qué se escapa corriendo?
Así es. En cuanto nos despistamos una milésima de segundo, el niño se escapa de nuestro lado, se echa a correr y, en lugares con mucha gente, encontrarle se convierte casi en una misión imposible, pero ¿por qué se escapa corriendo?
Los pequeños se escapan simplemente porque lo encuentran divertido. Les encanta correr y se ríen ante los rostros desolados de sus padres, pensando que se trata de un juego. También se van corriendo porque a su edad les gusta explorar y se despistan con cualquier cosa que les llame la atención. Y, lógicamente, porque desconocen el riesgo de tropezar, lastimarse y, en el peor de los casos, cruzar la calle.
Por otro lado, si tu hijo tiende a escaparse, pregúntate si está realizando suficiente actividad física: tal vez es la manera que ha encontrado de reclamarte más tiempo jugando al aire libre, haciendo ejercicio o pasando una tarde jugando en los columpios del parque.
Qué hacer si tu hijo se escapa corriendo
Si se presenta alguna situación similar a las que hemos descrito en la introducción del artículo ¿Qué podemos hacer?
- Debemos hablar con los niños y explicarles las reglas. En lo posible, anticiparse a la situación y decirles antes de salir de casa lo importante que es permanecer junto a mamá y papá y darnos la mano para cruzar.
- Pero tampoco sirve explayarse acerca de los peligros. Es preferible ser efectivo y práctico: si el niño corre, lo coges y lo vuelves a subir al cochecito, o le obligas a ir un buen rato de la mano aunque proteste, llore o patalee. Que vea que de ninguna manera ese comportamiento resulta divertido, y que solamente logrará que el paseo se termine antes de tiempo.
- Si es un sitio concurrido como un centro comercial o un supermercado y el niño aún es pequeño, se puede emplear una mochila ergonómica para llevarlo.
- Otra posibilidad con niños un poco mayores es cambiar el foco de su interés: señálales un escaparate, muéstrales el camino que dejaron marcadas las hormigas en el suelo, o pídeles que te avisen cuando hayan visto tres coches del mismo color. En lugares como un supermercado o un centro comercial, puedes hacerle partícipe de la compra, para tenerle concentrado en esa actividad.
- Ofrécele planes en los que él pueda jugar y correr libremente. Esto es, si ha pasado un buen rato en su sillita en el supermercado, a continuación podemos ir a un parque en el que no haya peligro para que corra y juegue sin preocupaciones.
- Si el niño ya se ha escapado corriendo, en lugar de perseguirlo puedes transformar fácilmente la situación en un juego. Prueba decirle “¡estás congelado!” o “¿a qué no me atrapas?” para interrumpir su carrera y tenerlo dispuesto a pasar un buen rato jugando contigo.
- Por último, si tu hijo ha pasado toda la tarde sin escaparse, hazle saber lo orgulloso/a que estás de él y lo bien que se ha portado.