Técnicas para preservar la fertilidad

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26/05/2022 - Tiempo de lectura 2 mins

La edad es un factor determinante en la tasa de embarazo: a los 25 años, la probabilidad de quedarte embarazada es del 25 % por ciclo; a los 30, desciende hasta un 22 %. Con 35, al  12-15 %. Pero es que a los 40 años la probabilidad de lograr el embarazo desciende al  5 % y a los 45, es solo de un 1 %.

Lo cierto es que a medida que avanza la edad disminuye la cantidad y calidad de  óvulos disponibles, se producen menos embarazos y aumenta el riesgo de aborto y anomalías fetales.

Las razones por las que postergamos el momento de ser madres son muy diversas: la búsqueda de desarrollo profesional, la falta de seguridad económica, problemas de salud, una situación sentimental poco propicia para tener niños…

Por eso, cada vez más mujeres se plantean recurrir a técnicas que les permitan retrasar unos años el momento en el que ya no puedan tener hijos.

La técnica más extendida para preservar la maternidad en la mujer es la vitrificación de óvulos. Consiste en la criopreservación (conservación en contenedores de nitrógeno líquido a bajísimas temperaturas) de óvulos maduros, que se obtienen mediante un procedimiento previo de estimulación ovárica. En la vitrificación de ovocitos, los óvulos se conservan con la calidad y características de la edad de la mujer en el momento de congelarlos. No existe un límite de edad para hacerlo, pero los mejores resultados se obtienen cuando la mujer es más joven, hasta los 36 años.

Existe también la posibilidad, más novedosa y con otras indicaciones, de criopreservar la corteza ovárica. La congelación de corteza ovárica es una opción para mujeres con cáncer que vayan a recibir quimioterapia o radioterapia y no quieran renunciar a la posibilidad de ser madres cuando se recuperen. También es el único sistema posible para preservar la fertilidad en niñas que aún no han llegado a la pubertad y tienen que recibir alguna medicación que pueda comprometer su fertilidad para el futuro. Se extraen fragmentos de corteza ovárica mediante cirugía y, llegado el momento, se reimplantan.  En el caso de las niñas, cuando se reimplanta el tejido en la edad adulta es capaz de madurar y producir óvulos. En 2015 nació el primer bebé de una madre cuya corteza ovárica había sido preservada antes de la pubertad. Las tasas de éxito de esta técnica, sin embargo, son inferiores a las que se consiguen con la criopreservación de óvulos.

Si tomamos la decisión de retrasar la maternidad y tenemos pareja heterosexual, una alternativa es la vitrificación de embriones: en lugar de conservar el óvulo, se congelan los óvulos ya fecundados. Estos embriones poseen una tasa de supervivencia mayor que la de los óvulos.

En cualquier caso, es importante tener presente que las técnicas de reproducción asistida aumentan las probabilidades de lograr un embarazo más adelante, pero no lo garantizan.

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