Semana 23 de embarazo

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En la semana 23 te encuentras en el mejor momento del embarazo, puesto que los síntomas más molestos, como las náuseas, los vómitos y el cansancio del primer trimestre, han quedado atrás. A estas alturas, además, ¡ya notas cómo se mueve tu bebé! Pocas cosas hay más emocionantes que esa… De hecho, si pones atención, podrás reconocer la rutina de tu peque: sabrás cuándo está durmiendo o despierto.  

Los cambios en el bebé 

Tu criatura puede pesar desde 450 g hasta 630 g y su tamaño es de unos 29 cm

Desarrollo general 

En su cara, se empiezan a distinguir los párpados, las pestañas y las cejas. Sus ojos, que ya se han formado prácticamente por completo, todavía no tienen un color determinado. De hecho, a algunos bebés no se les define el color hasta pasado el primer año de vida. Asimismo, aunque están totalmente desarrollados, sus ojos siguen cerrados; es solo durante la fase REM del sueño —al estar el cerebro más activo— que puede que se muevan. 

También son visibles sus uñas, que han crecido considerablemente.   

Por otro lado, su piel se está formando a una gran velocidad, pero, como aún no se ha acumulado la grasa que subyace bajo ella, tiene un aspecto un tanto arrugado. Además, el pigmento que determinará su color comienza a acumularse para dotarlo poco a poco de su aspecto definitivo. Por su parte, el lanugo —vello muy fino que le recubre— comienza a oscurecerse.  

Sistema límbico 

En estas semanas, el sistema límbico está en pleno desarrollo. Esta estructura, que se encuentra en el cerebro, será la encargada de controlar las emociones y los sentimientos.  

Sistema reproductivo 

Los testículos de los varones, que van descendiendo de la pelvis a la bolsa escrotal, ya tienen algunos espermatozoides. Por el otro lado, si tu bebé es de sexo femenino, sus ovarios ya alojan óvulos en su interior y su vagina se está empezando a formar.   

Los cambios en la mamá 

Abdomen y ombligo 

Tu útero sigue creciendo y se encuentra aproximadamente a unos 4 cm por encima de tu ombligo. Por ello, cada vez notarás más molestias al estar sentada o al desplazarte.  

Poco a poco, los movimientos del bebé te resultarán más evidentes, sobre todo si pones la mano encima de tu abdomen. 

Tu ombligo podría aplanarse o salirse hacia fuera en forma de hernia. Los músculos que forman la pared del abdomen se llaman rectos abdominales y se estiran hacia los lados, pudiéndose separar en la línea media. Si esto ocurre, se produce la llamada diástasis de rectos. Lo verás de forma más evidente cuando te tumbes y levantes la cabeza mirando al abdomen, pues aparece como un bulto en la línea media. 

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¡No te preocupes! No es doloroso y no es peligroso ni para ti ni para tu peque. Además, notarás con mayor facilidad sus movimientos. De hecho, con cada embarazo, esta separación se vuelve más evidente y, aunque el ejercicio puede fortalecer los músculos abdominales, la separación seguirá estando.  

Dolor en las ingles 

A veces, notarás un dolor punzante e intenso en la zona de las ingles que te impedirá moverte. Esto se debe a una distensión del ligamento redondo, encargado de sujetar al útero (por delante de las trompas y ovarios), que se estira durante el embarazo ocasionando dolor.  

Cambios en el apetito 

En la semana 23 de embarazo, las náuseas quedan en el olvido y el apetito va en aumento. Esto es porque el bebé está creciendo sin parar y te demanda más alimentos, por lo que es probable que tengas hambre a todas horas. No te preocupes, es normal. Así que aliméntate bien y mantente nutrida.  

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Cambios en el flujo vaginal 

Notarás cambios en el flujo vaginal: aumentará en cantidad y pasará de color blanco a amarillento. Además, su consistencia será más espesa que la del flujo habitual.  

Tranquila, no se trata de una infección, sino de la llamada leucorrea —causada por el aumento de flujo sanguíneo en la mucosa vaginal. Asimismo, debido a este aumento de flujo sanguíneo, tanto en la vagina como en los músculos que la rodean, la vagina toma una coloración violácea (típica del embarazo y denominada “signo de Chadwick”) y los labios mayores y menores están más abultados de lo normal.  

Síntomas comunes 

En el embarazo, debido a cambios hormonales, es común el aumento del flujo vaginal (leucorrea).
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La aparición del cloasma o de manchas oscuras en la piel del rostro es común durante el embarazo. A pesar de que a veces pueden resultar antiestéticas, son benignas.
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Los dolores de cabeza en el embarazo van desde leves hasta muy fuertes, pudiendo incluso resultar incapacitantes. Existen remedios que podrían ayudarte a aliviar estas molestias.
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Las molestias en el abdomen, tipo pinchazos o calambres abdominales, se dan sobre todo en el segundo y tercer trimestre del embarazo. Pueden deberse a la expansión de los ligamentos que soportan el peso del útero o a otros malestares, como estreñimiento o gases.
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Son comunes en el segundo y tercer trimestre, debido al crecimiento del útero. Hay alimentos que pueden incrementar o disminuir los gases, pero eso dependerá de cada embarazada.
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Más del 50% de embarazadas sufre de ardor de estómago. Suele empezar en el segundo trimestre y, a veces, incluso empeora durante los últimos tres meses.
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La gingivitis se cuenta como una de las enfermedades no contagiosas más comunes en todas las personas, y su incidencia durante el embarazo es aún mayor: alrededor del 50% de las embarazadas la padecen en algún grado.
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Otras complicaciones

Síndrome del túnel carpiano

Es posible que en el tercer trimestre de embarazo sientas una especie de cosquilleo y entumecimiento en la mano. Se trata del “síndrome del túnel carpiano”.

Matroconsejos 

  • Dolor en ingles: Este dolor generalmente cede con paracetamol o calor local. También puede ayudarte el adoptar posiciones cómodas para disminuir la tensión de crecimiento del útero.
  • Dificultad para dormir: La mejor postura para dormir durante el embarazo es de lado. Así, el flujo sanguíneo podrá dirigirse a la placenta libremente. De esta misma forma, es preferible acostarse del lado izquierdo que del derecho, debido a la localización de la vena cava que va hacia el corazón y que puede resultar comprimida.  Tip: Coloca una almohada entre tus rodillas para apoyarte en la parte baja de la espalda. ¡Mano de santo!

Fuentes

Artículo revisado por MªAngeles Rodríguez Rozalén – Asociación Española de Matronas)

Diplomada Universitaria de Enfermería y especialista matrona por la Facultad de Medicina de Valencia. Ha publicado numerosos artículos en publicaciones de carácter científico y divulgativo, es coautora de Manual de Procedimientos para matronasLos Consejos de tu matrona y autora de Manual práctico para matronas.

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