Prevenir y evitar catarros en el embarazo
Las embarazadas forman parte de los grupos de riesgo que deberían vacunarse contra la gripe, establecidos por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y de Microbiología Clínica (SEIMC).
La vacuna de la gripe no evita el contagio, pero sí disminuye las consecuencias más graves de la infección. Y, además, protege al bebé durante los primeros meses de vida.
Para la tos, la congestión nasal o el dolor de garaganta suelen funcionar bien algunos remedios caseros como las gárgaras con bicarbonato, el preparado de miel con agua y limón y las infusiones de tomillo y saúco. En el botiquín de casa no puede faltar suero fisiológico o un spray de agua marina para una buena higiene nasal.
El resfriado común debe entenderse como algo normal, un proceso molesto, pero en absoluto dañino para el desarrollo del embarazo. Tomar paracetamol (con moderación), hidratarse bien y descansar (si es necesario guardar unos días de cama) acaban casi siempre con este malestar.
Si los síntomas persisten o empeoran conviene acudir al médico, quien podrá recetar algo para aliviarlos y mejorarlos. Nunca hay que automedicarse.
El tratamiento con antivirales (los medicamentos que se utilizan para combatir los virus) se ha mostrado beneficioso para la embarazada. También hay antibióticos que pueden tomarse durante el embarazo.
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