Educación de las emociones: permitido sentir
Este artículo trata de:
¿Qué tan importante es la educación emocional en la vida de nuestros hijos? Cabe reconocer que algunos temas relacionados con la educación de los peques, como el fantasma del fracaso escolar o el eterno reto de los idiomas, pueden hacernos olvidar otras dimensiones de la personalidad de nuestras criaturas, más abstractas e intangibles, pero que también son importantes para su desarrollo y que, por tanto, requieren de una atención y un acompañamiento especiales, como es el caso de la educación emocional.
Índice de contenidos
Educación emocional y el respeto a las emociones de los hijos
Los padres necesitamos ser conscientes de nuestros propios sentimientos para poder serlo también de las emociones de nuestros hijos. El respeto a las emociones de los niños significa permitirles sentir y mostrarse en desacuerdo con los adultos. Es importante el tratarlos como personas y no como objetos, dándoles la posibilidad de responder de manera diferente, siendo conscientes de sus recursos y de sus carencias.
Los niños aprenden a expresarse principalmente observando a sus padres, pero, en su caso, las emociones siguen un curso y un ritmo distinto al nuestro. Las suyas son intensas, frecuentes y sus cambios, rápidos. Esto se debe a que ellos viven en el presente; difícilmente tienen percepción de lo que significa el futuro, por lo que no se preocupan más de la cuenta.
Esta es una de las razones por las cuales cuando sienten tristeza o miedo lo hacen de una forma muy intensa. Por lo que debemos tener en cuenta que, para expresar y superar determinados sentimientos, necesitarán un proceso diferente al nuestro.
Se recomienda que siempre se sientan acogidos y escuchados; que actuemos mostrando que todos los sentimientos son lícitos, la alegría y la tristeza, el amor, el miedo y también la rabia.
El papel de los padres en la educación de las emociones del niño
Es importante escucharlos y darles una explicación en un lenguaje que ellos entiendan sobre aquello que experimentan. Esto resulta fácil con emociones más positivas como la alegría, pero no tanto cuando nos enfrentamos a la rabia o la tristeza prolongada.
En estos casos es conveniente ofrecer cariño, compañía y comprensión, pero también establecer unos límites claros. Por ejemplo: «Es normal que sientas rabia porque has perdido la partida, pero tu rabia no puede traducirse en una patada a tu hermano o a una puerta». Conseguiremos reconducir la situación con un rato de cosquillas cuando son pequeños o ejercicio físico cuando son mayores. No siempre tenemos un parque a mano, pero podemos improvisar una guerra de almohadas o cualquier otro juego.
En este sentido, la mejor escuela es que vean que nosotros nos expresamos con naturalidad y espontaneidad. No tenemos por qué ocultar que estamos tristes, preocupados o enfadados por algo. Podemos compartirlo con ellos mostrando serenidad y autocontrol. De este modo, les ofrecemos un buen modelo, además de la posibilidad de que sean ellos los que en ocasiones puedan hacernos sentir alegres a nosotros.
La diferencia entre sobrevivir y vivir, en ocasiones, radica en saber gestionar bien nuestras emociones, en permitirnos sentir y expresarlas adecuadamente, para que nada que nos haga sufrir se quede en nuestro interior.
Herramientas para enseñar a tu hijo a gestionar emociones
Existen herramientas o recursos que pueden serte de ayuda para enseñar a tu hijo a llevar a cabo una buena gestión de las emociones. Es importante, en definitiva, hacerle entender que es beneficioso compartir cómo se siente y la importancia de saber expresarlo y comunicarlo.
Les puede resultar útil señalar o identificar emociones para explicarte cómo se sienten cuando les falten las palabras. Por ello, infografías o imágenes pueden ser de gran ayuda. Descárgate aquí algunos recursos para que tus peques aprendan sobre emociones y sepan expresarlas libremente y sin miedo a ser juzgados o regañados.