Corregir a los niños. La técnica de la hamburguesa

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21/12/2021 - Tiempo de lectura 2 mins

¿Cuántas veces al día tu hijo escucha un ‘no’? ¿Cuántas veces tienes que explicarle que su modo de hacer tal o cual cosa no es el correcto? Seguro que más de una y más de dos

Corregir a nuestros hijos es parte de su educación. Ellos tienen que acostumbrarse a que lo hagamos y nosotros a hacerlo con la mayor delicadeza del mundo para no terminar siendo excesivamente machacones. Así que, como todo en la vida, ‘corregir’ también tiene su técnica.

Debemos evitar hacerlo de manera imperativa, con juicios de valor y desde una posición de poder. En este caso los niños se cierran en banda, dejan de escuchar y comienzan a sentir. Y sienten que les recriminas, que te han decepcionado y que no están a la altura. Entonces en lugar de obedecer o de entender nuestra posición lo que hacen es sentir rencor.

Para no llegar a este punto asegúrate:

  • Que tu hijo entienda por qué se ha equivocado.
  • Que asuma su parte de responsabilidad en el error.
  • Que proponga soluciones para corregirlo
  • Que entienda las ventajas de no repetirlo.
  • Que entienda que la equivocación es solo una oportunidad de hacer las cosas mejor.
  • Que desarrolle una mayor tolerancia a la frustración.

Para lograr todo esto, el mejor camino es corregir con respeto, teniendo siempre en mente una intención y un propósito. Puede ayudarte lo que se conoce como ‘la técnica de la hamburguesa’, que fundamentalmente consiste en corregir en positivo, en lugar de reñir.

Para ayudarte a proyectar esta técnica en la mente, imagina una hamburguesa. Con cuatro suculentas capas: pan, queso, carne y pan.

  • Primera capa. Ayudarle a detectar el error. ¿Qué crees que puedes mejorar en esta habitación?
  • Segunda capa. Dile algo agradable. Ayer tu habitación estaba muy ordenada.
  • Tercera capa. Dile lo que no te gusta. Hoy no puedo decir lo mismo. Veo la ropa sucia en el suelo y papeles tras la puerta.
  • Cuarta capa. Vuelve a decirle algo agradable. Estoy seguro que sabrás ordenarlo, igual que lo hiciste ayer. Gracias.

Haciéndolo así, es más fácil que después de corregirle surjan ideas para solucionar el problema. percibir confianza y respeto es fundamental para que tu hijo se involucre más en la resolución de un conflicto, sin desencadenar en él la rebeldía o el rencor.

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