Vacaciones de verano con niños en un pueblo
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Era habitual el último día de clase preguntar a los otros niños qué iban a hacer todo el verano. La respuesta de algunos de ellos era: “Voy a pasar el verano en el pueblo”. En ese momento pensabas que aquellos niños tenían mucha suerte de tener un pueblo en el que desconectar y recuperar energías después de un largo año escolar. Y es que, en los últimos años, el turismo rural se ha puesto de moda y cada vez más gente busca pasar sus vacaciones en un pueblo, cerca de la naturaleza y alejados del estrés de las ciudades ¿Qué tienen de especial los pueblos en verano tanto para niños y adultos?
Índice de contenidos
Ser niño y pasar el verano en un pueblo
Tras un agotador curso escolar, pasar las vacaciones de verano en un pueblo es para muchos niños como un oasis en el que descansar y olvidarse del estrés de todo un año de estudios, deberes, exámenes… Es en esos días en el pueblo cuando el niño vuelve a ser NIÑO de verdad, sin tantas normas ni responsabilidades.
Para un niño, el verano en el pueblo es sinónimo de “libertad”. En un pueblo los peligros se reducen y eso significa en muchos casos poder corretear libremente por calles, plazas o caminos sin la supervisión continua de los mayores. Además, los pequeños núcleos poblacionales invitan a moverse más, a sacar la bici o el patinete o a pegarse una caminata hasta el río, y de ese modo alejarse de las pantallas y de la vida sedentaria.
Por último, para un niño parece más fácil hacer nuevos amigos en el pueblo, ya que normalmente es más fácil coincidir en lugares comunes con otros niños y que poco a poco vaya surgiendo una bonita amistad. Además, esas amistades suelen dejar huella y se pueden recuperar al verano siguiente, cuando vuelven a reencontrarse.
Ventajas de pasar las vacaciones de verano en un pueblo
Aunque es obvio que pasar las vacaciones en un pueblo en verano también tiene sus desventajas (no todo el mundo es capaz de adaptarse al estilo de vida rural, hay menos ofertas de ocio, cultura y restauración y para algunos puede hacerse demasiado largo), creemos que los beneficios superan con creces a los inconvenientes. Las principales ventajas de vivir en un pueblo son:
- Se da más valor a las cosas sencillas: parece que en un pueblo los problemas son menos problemas y se valoran las cosas sencillas como pasear por el campo o sentarse en un banco a charlas con los vecinos.
- Permite alejarse del estrés: en los pueblos en verano no existe el reloj. Hay menos obligaciones y el tiempo avanza lento. No es necesario ir con prisas para abarcarlo todo, como sucede en las ciudades.
- Menos contaminación: una de las grandes diferencias entre las ciudades y los pueblos es que estos últimos tienen un aire más puro, alejados de la contaminación del tráfico y de las fábricas.
- Temperaturas más agradables: Por lo general, la temperatura en los pueblos suele bajar unos grados con respecto a las ciudades grandes, algo que se agradece sobre todo para poder dormir por las noches. Incluso no es raro eso de tener que “echarse una manta por encima” en las primeras horas de la mañana.
- Sumergirse en la naturaleza: vivir en un pueblo significa tener el campo y la naturaleza a la puerta de casa y permite realizar actividades saludables entre bellos parajes naturales.
- Relaciones con los vecinos: en los pueblos se suelen crear vínculos más cercanos con los vecinos que en las ciudades. No es extraño programar actividades con ellos o simplemente salir a la puerta a “tomar el fresco” todos juntos en las tórridas noches de verano.
- Disfrutar de esos momentos especiales que solo se viven en los pueblos: despertarse con el canto de los pájaros, dar un agradable paseo entre idílicos paisajes, tumbarse en la hierba y contemplar un infinito manto de estrellas…
Pueblos bonitos de España para pasar el verano
Si eres de los que “no tiene pueblo” y este verano buscas alguno para pasar tus vacaciones, te proponemos ocho poblaciones con encanto de nuestra geografía.
Capileira
Son tres los pueblos los que se asientan en la Garganta del río Poqueira, en la comarca histórica de la Alpujarra granadina: Pampaneira, Bubión y Capileira. De los tres, Capileira es el que se ubica en lo más alto del barranco, por lo que uno de sus puntos fuertes son las vistas que nos regala del espectacular entorno. De entre sus construcciones destaca Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Cabeza.
Llanes
Precioso pueblo costero asturiano. Cuenta con un bonito casco histórico en el que todavía se pueden apreciar trozos de la antigua muralla, además de varios palacios y casonas como el Palacio de Gastañaga, Palacio de Posada Herrera, el Palacio de los Duques de Estrada y varias casas de Indianos. Entre sus monumentos destacan Basílica de Santa María de la Asunción y la Ermita Virgen de la Guía. No nos podemos perder los lugares de Llanes relacionados con el mar como el puerto, los “Cubos de la memoria” o sus playas.
Brihuega
Pueblo de la provincia de Guadalajara que en verano luce más bonito que nunca cuando sus campos de lavanda cubren los alrededores de Brihuega con un manto infinito. Pero además, el pueblo cuenta con un importante conjunto monumental entre los que destacan la Plaza del Coso con la Real Cárcel de Carlos III y las cuevas árabes, la Real Fábrica de Paños y las Murallas y Castillo de Peña Bermeja.
Ochagavía
El mayor encanto de Ochagavía reside en que se encuentra a las puertas de uno de los parajes naturales más espectaculares de España, la Selva de Irati. Pero además, este bonito pueblo navarro puede presumir de un idílico casco antiguo con interesantes monumentos como el Palacio medieval de Urrutia, la Iglesia de San Juan Evangelista, el Santuario de Nuestra Señora de Muskilda o el puente medieval.
Pedraza
Pedraza es un bonito pueblo segoviano ubicado junto a las sierras de Guadarrama y Somosierra. Su mayor tesoro es la Plaza Mayor, típica plaza castellana porticada que cuenta con importantes edificios como la Iglesia de San Juan Bautista. Otro de los imprescindibles de Pedraza es su castillo. Una de las razones para acercarse a esta población castellana en verano es que en julio se celebra el evento “Noche de las Velas de Pedraza”, en el que la villa se decora con miles de velas.
Hervás
Rodeado de los preciosos parajes del Valle de Ambroz, en la provincia de Cáceres, se encuentra Hervás, un pueblo que puede presumir de contar con una de las juderías más interesantes y mejor conservadas de España. Como no podía ser de otro modo, lo mejor que hacer en Hervás es pasear sin rumbo fijo por las estrechas callejuelas de su judería. Solo así podemos descubrir rincones únicos como la Plaza de la Corredera, la calle Rabilero, la Travesía del Morón, el Puente de la Fuente Chiquita o la Iglesia de Santa María de Aguas Vivas.
Cambados
Galicia posee lugares fascinantes. Uno de los pueblos más bonitos de la región es Cambados, situado en las Rías Baixas en Pontevedra. En su precioso casco antiguo destacan la Plaza de Fefiñáns que acoge el Pazo de Fefiñáns y la Iglesia de San Benito, además de varios pazos. Cambados cuenta con dos lugares diferentes que ningún viajero se quiere perder: la Torre de San Sadurniño y las Ruinas de Santa Mariña Dozo.
Besalú
Besalú es un pueblo de la provincia de Girona que conserva todo su encanto medieval. Sin duda, su construcción más destacada y que ha dado fama a la localidad es su magnífico puente realizado en piedra en el siglo XII, de 135 metros de largo. Otros lugares interesantes de Besalú son el Antiguo barrio Judío, que guarda el único Mikvé de España de la Edad Media, la Plaza de Sant Pere con el Monasterio de Sant Pere, la Casa Cornellá y la Iglesia de Sant Vicenç.